En Yakarta, la capital de Indonesia, hay un centro llamado Spa y reflexología tradicionales de Bali con una oferta bastante variada. Se ha hecho famoso por su nuevo tratamiento de masaje con serpientes. Sí sí, serpientes.
Llegas al spa con el cuerpo un poco cansado y sensación de estrés tras una temporada de trabajo duro. Te quedas en bañador y te tumbas en la camilla. Vienen unas chicas morenas y sonrientes y te ponen encima tres pitones de casi dos metros y las dejan actuar. Mientras los reptiles se acomodan a tu cuerpo, las chicas te explican que no tienes de qué preocuparte. Su escamosa y fría piel (de las serpientes, no de las chicas) ha sido lavada con antiséptico para cumplir con la higiene más básica, y una banda elástica mantiene cerrada la boca de las serpientes. Pero no del todo: pueden sacar la lengua. Para olfatearte y expresarse y esas cosas. Y para darle entidad a la experiencia; no podría ser estar entre serpientes y que no saquen la lengua y silben.
El masaje es por ambas caras del cuerpo, dura una hora y media y el precio son unos 30 ? al cambio. Tres pitones de este tamaño tienen un peso a tener en cuenta, sus movimientos ondulantes ofrecen un tipo de contacto inimitable con las manos u otras herramientas, y su piel escamosa debe de ser exfoliante. El spa sostiene que la experiencia es única, que se libera adrenalina y que el cuerpo y la mente se relajan. Suena un tanto paradójico. Los nativos no parecen hacer mucho caso de esta terapia, cuyo principal público son turistas en busca de aventuras exóticas.
Si las serpientes tuvieran el día holgazán y decidieran ponerse a dormir sobre tu cálido estómago o espalda, no temas. Una de las chicas las despertará dándoles toques con un palito para que vuelvan al trabajo. ¿Habrá un sindicato de serpientes masajistas? Algunas asociaciones ya han protestado y hablan de explotación. El gerente del centro ha declarado que "no consideramos a las serpientes como empleados, las tratamos como amigos o familiares; las besamos, las abrazamos, las tratamos como es debido".
La oferta exótica del Spa y reflexología tradicionales de Bali no termina aquí. Ofrecen envolturas corporales con chocolate (vale, un clásico), café y mango (cóctel conocido, suele venderse en forma de pastillas quemagrasas), masaje con helado de fresa (suena pegajoso), caracoles (aún más pegajoso), queso, mantequilla, mayonesa (ejem...), pelotas de golf, bolas de billar o incluso guantes de boxeo (¿?).
¿Te parece poco? Entonces prueba su masaje corporal por un mono de la selva. Este masaje propone una reconexión con la naturaleza y tiene propiedades estimulantes y circulatorias. El masaje no te lo da un mono de la selva, no; te lo da una chica disfrazada de mono.
Así que ya sabéis, si pasáis por Yakarta y queréis probar técnicas innovadoras y exóticas para contar a los nietos...
Nota: el reporte es totalmente en serio. No es una broma.