Siempre se masajea, en todas las zonas del cuerpo, en dirección contra el sentido de la circulación, tal y como fue desarrollado por Henrik Ling en Suecia, alrededor de 1830. Esta técnica ayuda a estimular la circulación sanguínea, al transporte de oxígeno en sangre, a la actividad cardiovascular y a la eliminación de toxinas de los músculos; finalmente debe conseguir la relajación muscular. Muchos tipos de masaje derivan de éste, simplemente los llaman de otra manera o añaden alguna modificación, por ejemplo: "masaje descontracturante", "masaje reestructurante" o "masaje de descarga".
El masaje sueco requiere que el/la paciente esté cómodo, casi completamente sin ropa (en mi consulta proporciono ropa interior desechable), y para conservar la temperatura y respetar el pudor se cubre el cuerpo con una sábana, toalla o manta, excepto la parte que se esté trabajando en cada momento. Para realizar las maniobras del masaje, antes se aplica algún aceite o crema apropiada para ese fin. En ningún caso debe sentirse dolor durante la recepción del masaje, de ser así debe indicarlo de inmediato.
El masaje sueco es tonificante o relajante, más profundo que el practicado generalmente por esteticistas o en centros de SPA, siendo la base del también conocido "masaje deportivo", que no su igual.
Los beneficios del masaje sueco
Numerosos estudios avalan su eficacia frente a las sobrecargas musculares, activación de la circulación sanguínea, reducción del estrés, reducción de la producción de cortisol y de moléculas inflamatorias, además de promover la producción de nuevas mitocondrias, con lo que se aumenta la resistencia muscular.
El masaje en general, mejora la circulación sanguínea y linfática, facilitando a su vez un mejor transporte de oxígeno y nutrientes a las células, y reactivando la eliminación de los desechos metabólicos como efecto mecánico directo, y también reflejo.
Se estima que la sangre recorre los músculos masajeados tres veces más rápido que los músculos en reposo. El amasamiento y los movimientos de compresión obligan a la sangre venosa y a la linfa a circular mejor, con lo que:
Se minimiza la formación de cicatrices internas al sufrir una lesión, ya que se eliminan las acumulaciones de tejido conectivo.
Previene y reduce el desarrollo de adherencias.
Aumenta la producción de glóbulos rojos y blancos.
Acelera el metabolismo.
Alivia el cansancio, la tensión, la ansiedad, calma el sistema nervioso y promueve la sensación de relajación y de energía renovada.
Previene y alivia la rigidez e inflamación de los músculos por el exceso de trabajo o ejercicio.
Se flexibilizan los músculos de las articulaciones, se tonifican y mejora la movilidad.
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