Actualmente, son numerosas las personas que acuden a centros hospitalarios en los que son atendidos por médicos generales y, por norma general, en una consulta de poco tiempo, son diagnosticados de depresión y medicados con fármacos antidepresivos e incluso también acompañados de ansiolíticos.
La depresión es un trastorno en el cual la persona siente una gran tristeza, pena, baja motivación o poca satisfacción por algo, desilusión, falta de energía, de ganas para hacer cualquier cosa, etc. Estos sentimientos negativos pueden durar muchos meses, causando una gran limitación en la vida de quien lo padece; de hecho, cuanto más permanece en este estado más se incapacita ante tareas cotidianas. Frecuentemente, con el paso del tiempo, su autoestima se ve cada vez más mermada, reduciéndose así su capacidad de gestión en prácticamente todos los ámbitos de su vida.
Depresión endógena y exógena
A pesar de que estos síntomas puedan describir un estado depresivo, no tienen por qué ser suficientes para realizar el diagnóstico e intervenir directamente con fármacos para atajarlos. El paciente debe saber que la evidencia científica nos dice que el trastorno de depresión, así como otros, es multifactorial, es decir, que no solo abarca aspectos biológicos sino también psicológicos y sociales.
El origen de la depresión puede ser endógeno, es decir, determinadas sustancias bioquímicas se ven alteradas y ello hace que los síntomas negativos aparezcan. Los antidepresivos funcionan actuando sobre los neurotransmisores como la serotonina, la norepinefrina y la dopamina. Por otro lado, la depresión también puede ser exógena, siendo la sintomatología negativa anteriormente descrita, justificada por alguna experiencia negativa vivida en su entorno o en la propia persona.
No cabe duda, especialmente en la depresión endógena, que la prescripción por parte de un psiquiatra de fármacos antidepresivos, será una opción que a pesar de los efectos secundarios que la misma conlleva, leves en la mayoría de los casos, ayudarán a la mejoría del paciente, pues los neurotransmisores se equilibrarán y el estado de ánimo se verá modificado.
Depresión, ¿por qué necesitamos medicación si…?
Sin embargo, el tratamiento más efectivo para la depresión contempla la terapia psicológica y en casos graves la combinación de ésta con medicación.
Es por ello por lo que deberíamos plantearnos:
¿de qué sirve un incremento de actividad en el cerebro y en los niveles de ciertas sustancias químicas, si el origen de la depresión del paciente no tiene causas biológicas?
Es más, ¿por qué necesitamos medicación si la sintomatología negativa queda explicada como reacción ante una situación estresante, y por más medicación que tomemos, si la situación a la que se reacciona no se modifica, permanecerá el estado depresivo?
Esta es una de las posibles causas de que muchos aquejados no vean cambios significativos en su tratamiento, pues desgraciadamente hay casos donde no se les realiza una buena evaluación y solo se contempla la opción del uso de fármacos para su mejoría, no aplicando otro tipo de recursos demostrados científicamente como eficaces, tal como la terapia cognitivo conductual.
¿Qué puede aportar la terapia al paciente deprimido?
El tratamiento psicológico entrena a la persona para que aprenda nuevos patrones de afrontamiento, donde poder cambiar el estilo negativo de pensamiento, así como las conductas que ayudan mantener el problema. Indudablemente la modificación de estos patrones permitirá al paciente, en la mayoría de casos, a no depender únicamente de su medicación, sino de una infinidad de nuevas habilidades que le permitirán gestionar la sintomatología negativa, así como el abordar situaciones estresantes de una manera más sana.
Es importante que aquél que padece depresión sepa que existen profesionales expertos en la evaluación y tratamiento de este trastorno (psicólogos y psiquiatras); es por ello que debe acudir a éstos para conseguir un diagnóstico firme, que se inicia realizando una buena evaluación para posteriormente proponer un tratamiento del cual se llevará un seguimiento.