¿Qué es la depresión?
Al igual que sucede con los sentimientos de alegría, los sentimientos de tristeza se presentan en algún momento de la vida de cualquier persona y es completamente normal. El problema surge cuando este sentimiento de tristeza llega a ser patológico y la persona que lo sufre siente sentimientos de tristeza severos y prolongados hasta el punto de que afectan a su capacidad de relacionarse, trabajar e incluso de afrontar el día. Llegados a este punto es cuando la tristeza se convierte en una enfermedad a la que conocemos como depresión.
Los episodios depresivos se clasifican en tres grupos: leves, moderados o graves.
Episodios depresivos leves: cuando la persona afectada tiene dificultades para seguir con su actividad laboral y sus relaciones sociales, aunque no llega a suspenderlas por completo.
Episodios depresivos moderados: cuando el enfermo tiene grandes dificultades para poder desarrollar su actividad laboral, social o doméstica.
Episodios depresivos graves: el enfermo suele presentar una angustia y/o agitación considerable. Pierde la autoestima y los sentimientos de sentirse inútil o de culpabilidad son importantes. Dentro de este grupo, el riesgo de suicidio es muy alto.
Más de la mitad de los afectados por depresión en todo el mundo no reciben tratamiento.
Causas de la depresión
Intervienen factores biológicos, sociales y psicológicos y las causas que conllevan a la depresión pueden ser variadas.
Algunas causas pueden ser biológias y hereditarias y afectan a personas con altos niveles de la hormona cortisol, y lo mismo sucede cuando los niveles de neurotransmisores como la serotonina, dopamina y noradrenalina son bajos. Esto se puede deber a factores genéticos.
Aquellas personas que han atravesado por alguna experiencia adversa como puede ser la pérdida de un ser querido, la pérdida de su empleo o que hayan sufrido cualquier traumatismo psicológico tienen más riesgo de sufrir una.
Se ha comprobado que existe una relación entre la depresión y la salud física. Un ejemplo lo encontramos en la salud cardiovascular. Las enfermedades cardiovasculares pueden provocarla y de la misma forma, esta puede provocar dolencias cardiovasculares.
Por otro lado, en sí misma genera más estrés y disfunción que empeoran la situación del enfermo y en consecuencia, también empeoran la propia depresión.
Síntomas de la depresión
Es una enfermedad que puede afectar por igual a niños, adultos y personas mayores. En el caso de los niños se pueden presentar síntomas diferentes a los de las personas adultas. Por ello, hay que estar atentos a posibles cambios en el rendimiento escolar, alteraciones del sueño y del comportamiento.
Por lo general los síntomas abarcan:
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día. En el caso de niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
Estado de ánimo irritable.
Cuando existe una pérdida acusada del interés en todas o casi todas las actividades.
Pérdida o aumento importante de peso.
Pérdida del apetito.
Alteraciones del sueño.
Agitación o enlentecimiento psicomotores.
Cansancio, fatiga y pérdida de energía diaria.
Sentimientos de inutilidad, odio o de culpabilidad excesivos.
Sentimientos de desesperanza y abandono.
Disminución de la capacidad para pensar y de concentración.
Indecisión.
Pensamientos recurrentes de muerte, tentativa de suicidio.
La depresión afecta más a mujeres que a hombres.
Tratamiento de la depresión
Para que una persona pueda superar una depresión el entorno que le rodea es clave para lograr su recuperación. Toda persona que la sufra necesita la compresión, paciencia, cariño y apoyo de sus familiares, amigos y allegados.
La terapia es otro factor fundamental para superar la enfermedad por lo que se debe asegurar que el paciente no la abandone induciéndole a seguir el tratamiento hasta el final.
El tratamiento combina lo farmacológico y la psicoterapia. Por lo general es tratamiento farmacológico es necesario pero dependiendo del tipo de depresión se puede recurrir a uno, a otro o a la combinación de los dos.
Para los casos más graves existe la posibilidad de aplicar terapia electroconvulsiva o electroshok.
Inicialmente se medica al enfermo de forma intensa para conseguir desvanecer los síntomas y poder iniciar la recuperación. En una segunda fase, se recetan fármacos que impiden la manifestación de la enfermedad.
Los antidepresivos se utilizan para corregir desequilibrios de los neurotransmisores del cerebro, especialmente la serotonina. Actúan incrementando los niveles de este neurotransmisor en las células del cerebro pero cada antidepresivo lo hace de una forma diferente.
A diferencia de los ansiolíticos, los antidepresivos no suelen crear dependencia. Su efecto aparece entre las tres y seis semanas de iniciar el tratamiento.
La terapia tiene como finalidad ayudar al enfermo a conocerse mejor y a cambiar su forma negativa de pensar, sentir y actuar.
La terapia electrocompulsiva o electroshock se emplea como último recurso cuando el enfermo no puede tomar la medicación o cuando no mejora con ella, sobretodo cuando el riesgo de suicidio es alto o cuando se produce un debilitamiento provocado por otra enfermedad de origen físico.
El suicidio de los adolescentes se está convirtiendo en una de las principales causas de muerte.
Prevención de la depresión
Para superarla el tratamiento farmacológico y/o psicoterapéutico es fundamental. Cuando el paciente presenta una mejoría importante es recomendable que siga ciertos hábitos de vida para evitar una recaída:
Seguir rigurosamente el tratamiento asignado.
Seguir rigurosamente los controles médicos.
Tener pensamientos positivos.
Cuidar la salud física.
Seguir un calendario diario.
Reanudar las responsabilidades de forma progresiva.
Aceptarse a uno mismo y evitar comparaciones.
Expresar las emociones.
Llevar una dieta equilibrada.
Realizar ejercicio físico moderado.
Las personas mayores corren mayor riesgo de sufrir depresión. Debemos estar atentos.
Cuándo contactar con un profesional médico
Llama inmediatamente a urgencias o a tu médico si:
Tienes intenciones de hacerte daño o de hacerle daño a alguien.
Si observas estas mismas intenciones en alguna persona de tu entorno que sufra depresión.
Si se oyen voces que no existen.
Cuando se aprecia llanto sin causa frecuentemente.
Cuando ha afectado a la vida laboral, escolar, familiar o social por más de 15 días.
Si se presentan 3 o más síntomas de depresión.
Si tienes sospechas de que tu hijo puede estar deprimido.