España a triplicado el consumo de antidepresivos en los 10 últimos años y la tasa de suicidios continúa aumentando por tercer año consecutivo.
El laberinto de la depresión es realmente tortuoso, y a medida que nos adentramos en el parece que los caminos son cada vez mas estrechos, mas oscuros y que nos encontramos cada vez mas lejos de la salida.
Testimonio de un paciente depresivo:
“Si existe el infierno no creo que sea muy diferente a mi vida actual. Ya ni siquiera me gusta la fotagrafia… Es como si nada tuviera sentido, realmente creo que nada tiene sentido. Cada día al despertarme me invade una sensación horrible de presión en el pecho que hace que me cueste hasta respirar. Levantarme de la cama es todo un reto y solo me apetece estar solo y llorar.
No encuentro la salida, no se si la hay, pero si existe estoy muy lejos de ella. Es como llevar arrastras un saco de 100 kilos durante todo el día, estoy continuamente cansado y sin energía. Creo que quien no haya pasado por esto jamas podrá entenderme. Ya ni siquiera pretendo me entiendan… Siento que no merezco nada. Ojalá pudiera cerrar los ojos y que cuando despertara todo esto fuera solo una pesadilla…”
La persona que escribió esto llevaba 2 años con medicación y 6 meses de baja.
Sinceramente considero que el problema es que se está dando a la depresión un enfoque equivocado.
La mayoría de las depresiones están tratadas con fármacos antidepresivos, en ocasiones acompañados de baja laboral y reposo. Sin embargo aunque la medicación puede ser una ayuda y un medio para un fin, nunca debe ser un fin en si mismo. Además por cuestiones que se desconocen hay personas en las que la medicación no muestra ningún efecto positivo. Y respecto a la baja laboral, aunque en ocasiones es necesaria hay que tener muy presente que la inactividad es uno de los mejores amigos de la depresión.
Te recomiendo echarle un vistazo a esté artículo:
¿Cómo desarrollar una depresión en 10 pasos?
Depresión vs tristeza.
La tristeza es una de las 6 emociones básicas (alegría, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa) y como el resto de las emociones cumple una función adaptativa.
La tristeza es una reacción natural que aparece frente a una perdida o a un suceso que interpretamos como desagradable y puede cumplir varias funciones:
Indicarnos lo que es realmente importante. Por ejemplo: nos ponemos triste cuando nos alejamos o discutimos con un ser querido, no entristecemos cuando nos quitan determinadas cosas, cuando alguien que nos importa nos ofende, etc… Si no sintiéramos tristeza nos resultaría complicado diferenciar aquellas cosas que son importantes de las no, y seguramente, tendríamos dificultades a la hora de establecer relaciones afectivas.
Incitarnos a la reflexión para que podamos sacar partido y aprender de determinadas situaciones. Cuando estamos tristes nuestro nivel de activación baja, enfocando casi toda nuestra atención a aquello que nos preocupa, con el fin de que podamos reflexionar sobre ello, aprender de ello y/o ponerle solución.
Función social: como una petición o demanda de ayuda a los demás miembros del grupo. Si las demás personas son capaces de percibir nuestra tristeza, es más probable que nos brinden el apoyo y la ayuda que necesitamos.
Sin embargo, la tristeza puede convertirse en depresión cuando en vez de cumplir su función natural comienza a condicionar nuestro día a día metiéndonos progresivamente en un laberinto de inactividad, emociones negativas y pensamientos negativos del que no sabemos salir.
El dolor es necesario, el sufrimiento es opcional.
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Los 3 factores clave del laberinto de la depresión.
El origen de la depresión no siempre está claro. En ocasiones se desarrolla en un intento fallido de adaptarnos a un suceso desafortunado como puede ser la perdida de un ser querido, una separación, un despido laboral o cualquier otro cambio brusco; pero otras veces puede desarrollarse de manera progresiva sin que apenas nos demos cuenta del proceso hasta que ya nos hayamos perdidos por el laberinto.
La inactividad:
Una de las cosas que ocurre cuando se desarrolla una depresión es que dejamos de disfrutar de las cosas que antes nos gustaban. Hacer cualquier cosa en un estado de animo tan bajo cuesta un esfuerzo enorme, y con tal de evitar ese esfuerzo preferimos mantenemos inactivos y esperar a sentirnos mejor para retomar nuestras actividades diarias.
Sin embargo esto es un grave error ya que el proceso es inverso, no debemos esperar a sentirnos mejor para hacer cosas si no que aunque al principio nos cueste un mundo, debemos introducir progresivamente actividades para mejorar nuestro estado de ánimo.
Contra la depresión, nada mejor que la acción
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Está comprobado que el nivel de actividad de una persona (siempre que no sobrepase cierto limite) correlaciona con su estado anímico.
Además la inactividad es el caldo de cultivo perfecto para que miles de pensamientos negativos que muchas veces parecen una cascada furiosa que no podemos parar entren en nuestra cabeza.
Pensamientos negativos:
Los pensamientos negativos son en la mayoría de las ocasiones los encargados de hacernos sentir emociones negativas. Podríamos decir que si logramos controlar nuestros pensamientos (tarea dificil, pero posible) lograremos controlar como nos sentimos.
La forma de pensar no viene de serie sino que aprendemos a pensar de una mananera u de otra en función de nuestras experiencias vitales y nuestra historia de aprendizaje. Por lo tanto, igual que al desarrollar la depresión hemos aprendido a pensar de una manera muy negativa, podemos aprender a pensar de otra manera mas adaptativa que nos haga sentir mejor.
Cuando estamos deprimidos la mayoría de nuestros pensamientos no son racionales, es decir no son objetivos, no corresponden con la realidad, sino que están teñidos de un manto negro que nos hace ver de manera negativa a los demás, a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
Emociones negativas:
Tal y como he dicho en el punto anterior, los pensamientos negativos causan emociones negativas, sin embargo se trata de un proceso bidireccional, ya que cuanto peor nos sentimos mas probable es que aparezcan más pensamientos negativos que nos hagan sentir aún peor. Por lo tanto, no es difícil entrar en una espiral de pensamientos negativos y emociones negativas de la que cuesta mucho salir.
Además cuanto peor nos sentimos más nos cuesta hacer cosas, por lo que también fomentamos la inactividad entrando de esta manera en un circulo vicioso de inactividad, pensamientos negativos y emociones negativas en el que cada uno de los factores está favoreciendo que el resto de mantengan.
Espero que este artículo te haya ayudado a entender un poco mejor en que consiste y cómo se puede desarrollar un proceso depresivo. En el próximo artículo hablaré de los pasos a seguir para salir de este laberinto y volver a recuperar la sonrisa.
¡Ahora es tu turno!
¿Te ha ayudado el artículo a entender mejor la depresión? ¿Has sufrido un trastorno depresivo en algún momento o conoces a alguien que lo haya sufrido y quieres contarnos tu experiencia? ¿Considera algún factor más como clave en el proceso depresivo?
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