Además, la mayoría de los edulcorantes bajos y sin calorías son mucho más dulces que los edulcorantes calóricos, lo que significa que sólo se necesita una mínima cantidad para sustituir una cantidad más grande de sacarosa u otro edulcorante. Cuando se utilizan de manera coherente como ayuda para controlar la ingesta de calorías dentro de una dieta equilibrada, combinada con una actividad física periódica, los edulcorantes bajos y sin calorías pueden ser beneficiosos para ayudar a controlar el peso.
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Según se concluye la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, “todos los edulcorantes calóricos y no calóricos aprobados para su uso en Estados Unidos se consideran seguros”, aunque con distintas aplicaciones según sus propiedades funcionales, que pueden influir en el sabor percibido por las personas. Además, la Academia señala que estos edulcorantes son seguros en cualquier etapa de la vida, incluso durante el embarazo y en periodo de lactancia.
A pesar de esto y de los numerosos datos contrastados por entidades de referencia a nivel internacional, algunas personas continúan cuestionando la seguridad de determinados edulcorantes como el aspartamo. Sobre ello, la Academia Americana de Nutrición y Dietética señala que “el consumo de aspartamo no está asociado a efectos adversos para la salud en la población general”.
En Europa se utilizan diferentes edulcorantes bajos o sin calorías en numerosos productos, como el acesulfamo potásico, aspartamo, ciclamato, sacarina, sucralosa y la recién aprobada estevia. Todos ellos son aptos para el consumo de todos los grupos de población y su seguridad ha sido evaluada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y aprobada por la Comisión Europea.
¿Utilizáis ese tipo de edulcorantes?
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