A pesar de que la vitamina D es la única que produce nuestro organismo de manera natural, las consecuencias que provoca un nivel deficiente de la misma son suficientemente severas como para tomárselo a la ligera.
Antes de conocer de qué manera se manifiesta esta carencia, veamos cuáles son sus posibles causas, las personas con mayor tendencia a sufrirla y qué niveles son los recomendados. Para ello, nos unimos a la tienda online de complementos alimenticios y suplementos nutricionales SuperSmart, los mejores aliados a la hora de garantizar nuestra salud y bienestar.
Cuál es el origen de un nivel de vitamina D deficitario
En primer lugar, conviene saber que obtenemos vitamina D, como hemos dicho anteriormente, de forma natural a través de la exposición solar (aunque la dieta también resulta fundamental). De tal forma que, cuando dicha exposición es insuficiente o la dieta no es todo lo equilibrada que debiera, este proceso puede verse perjudicado.Ahora bien, otras cuestiones, como por ejemplo el consumo de medicamentos que alteren su conversión en sustancias benéficas para el organismo o su absorción o algún tipo de patología por la cual el hígado o los riñones no sean capaces de metabolizar la vitamina D, también serán causas a tener en cuenta a la hora de detectar el origen de esta deficiencia.
Personas con mayor riesgo a sufrir un déficit de vitamina D
Aunque todas las personas estamos expuestas a padecer esta carencia, sin excepción, existen ciertos grupos con mayor riesgo; y estos son:los bebés en época de lactancia, adultos mayores, personas de piel oscura, con trastornos como la enfermedad de Crohn o celiaquía, con sobrepeso, osteoporosis, enfermedades renales o hepáticas, hiperparatiroidismo, sarcoidosis, tuberculosis, histoplasmosis, linfomas, cáncer o aquellas que se hayan sometido a una cirugía de bypass gástrico.
Nivel adecuado de vitamina D
No existe un nivel recomendado para todas las personas, sino que este debe adaptarse a la edad de cada uno.De tal forma que durante los 12 primeros meses de vida debe ser de 400 UI; hasta los 13 años de edad, de 600 UI, y, durante la adolescencia (14-18 años), de 600 UI.
Al llegar a la madurez, el nivel se estabiliza y tanto adultos como embarazadas o lactantes deben registrar un nivel cercano a los 600 UI.
A partir de los 71 años, la necesidad de vitamina D será mayor y el nivel recomendado aumentará hasta los 800 UI.
Consecuencias de la carencia de vitamina D
En los niños, el trastorno más grave que puede resultar de una deficiencia de vitamina D es el raquitismo; de hecho, también se conoce como la vitamina antirraquítica. El raquitismo es una enfermedad que reduce los niveles de calcio y fósforo hasta tal punto que desmineraliza los huesos y cartílagos, llegando a provocar deformaciones en el esqueleto. Síntomas como el dolor constante en brazos, piernas, columna vertebral o pelvis y la aparición de protuberancias o deformidades alertan de su presencia.No obstante, aunque la pérdida de densidad ósea no tiene por qué llegar a este extremo, sí se puede manifestar en forma de osteoporosis o facilidad para sufrir fracturas debido a una extrema fragilidad ósea originada por la osteomalacia, en este caso en personas adultas.
Además, algunos estudios científicos relacionan patologías como la diabetes, la presión arterial alta, el cáncer o enfermedades autoinmunes con niveles deficitarios de vitamina D.
Cómo asegurar un nivel correcto de vitamina D
El primer paso para garantizar un nivel adecuado de esta vitamina consiste en dejar de huir del sol. La mala prensa que ha recibido la exposición solar en los últimos años ha provocado que muchas personas eviten cualquier contacto con esta fuente esencial de vitamina D. Y esta es una actitud nada aconsejable. La exposición es necesaria, eso sí, debe realizarse de la manera adecuada: aplicando en la piel protector solar y evitando las horas centrales del día.Por supuesto, la dieta también ayudará a mejorar la salud de los pacientes que cuenten con un nivel de vitamina D inferior al recomendado. Alimentos como el pescado, la leche, la mantequilla, la yema de huevo, el atún, las sardinas, los cereales y el queso se convertirán en grandes aliados.
Ahora bien, la mejor ayuda ante una carencia o, previamente, para asegurar un nivel adecuado de vitamina D de por vida son los suplementos.
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- Vitamin D3, disponible en dosis de 1.000 y 5.000 UI, garantiza una disolución óptima que trata tanto la carencia de vitamina D como la psoriasis o el raquitismo de forma efectiva. Además, previene las caídas, la osteoporosis y la debilidad muscular.
- Vitamin D3 Spray 2.000 IU es la forma más inmediata de aportar vitamina D al organismo y, además, la más recomendable para personas con sensibilidad digestiva. El aporte vitamínico pasa directamente al sistema circulatorio, los tejidos y las células.
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Por nuestra parte, tan solo nos queda despedirnos e invitaros a leer nuestro próximo artículo. ¡Porque una vida más sana es posible!