Una parte de nuestra personalidad se manifiesta a la vista de todos, son los aspectos conscientes y asumidos de nuestra psique; la otra sobrevive en la oscuridad de la inconsciencia, oculta para todos, empezando por nosotros mismos, y solo ocasionalmente se manifiesta tal y como es, generalmente para causar problemas allí donde actúa.
En ocasiones la vemos reflejada en aquellas características y acciones de los demás que más detestamos, y que nos negamos con vehemencia a reconocer en nosotros mismos.
En el fondo, sabemos y siempre hemos sabido que hay más de lo que podemos ver a simple vista, pero seguimos adelante, con temor, sin atrevernos a profundizar…
Sin embargo, nuestro verdadero ser abarca mucho más que la pequeña porción de nuestra personalidad que hemos aprendido a aceptar; va mucho más allá de la limitada visión de nuestra consciencia, y en consecuencia, ignorada y rechazada, una gran parte de nosotros mismos vive… En la Sombra.
Esta dimensión desconocida de nuestro ser que denominamos la Sombra representa a la vez nuestra mayor trampa y también nuestro mayor tesoro, pues en ella se halla toda nuestra capacidad para hacer daño, tanto a nosotros mismos como a otros, así como un inmenso potencial positivo por descubrir, que abre las puertas a un sinfín de posibilidades para hacer realidad nuestros sueños.
La Sombra, en términos psicológicos, es todo aquello que rechazamos de nuestro carácter y personalidad, porque lo consideramos negativo, inconveniente, problemático, vergonzoso y/o peligroso.
La Sombra comprende rasgos de conducta, talento y habilidades, que pueden ser parte intrínseca de nuestro potencial y habilidades, pero como consecuencia de nuestra educación y condicionamiento, primero en el entorno familiar, más adelante en el escolar, profesional, y en última instancia a lo largo de nuestra vida en el seno de la sociedad, son considerados inadecuados, y por tanto reprimidos y desterrados de nuestro ser y hacer consciente y socialmente correcto.
A la hora de comprender nuevos conceptos, una imagen vale más que mil palabras; fíjate en la imagen de la chica y su reflejo en el espejo. ¿Qué te sugiere?
Este conjunto de elementos rechazados de nuestra psique conforma una personalidad aparte, con su propia inteligencia y voluntad, que coexiste con el Yo Consciente y socialmente correcto representado por nuestro Ego.
El concepto de Sombra fue divulgado en nuestro mundo contemporáneo gracias a los trabajos del psicólogo suizo Carl Gustav Jung, discípulo de Sigmund Freud, y fundador de la Psicología Analítica; él la definió con las siguientes palabras:
“Los rasgos del ser humano en parte reprimidos, en parte no vividos del todo que desde el principio fueron en gran parte excluidos por motivos morales, sociales, educativos o de otro tipo y por eso cayeron en la represión, es decir, en la disociación.”
La Sombra es, en resumen, el conjunto de todos los rasgos de conducta, talentos, habilidades y capacidades, que fueron excluidos de nuestra personalidad original, o sea, de la que manifestábamos al llegar a la vida; el resto, es decir, aquello que consideramos que era correcto, conveniente, y útil, conformó nuestro Ego o Yo Adaptado y Socialmente Aceptado, es decir, el personaje que hemos aprendido a representar de cara a los demás y a nosotros mismos, y con el cual nos abrimos paso en nuestra vida.
Ego y Alter Ego -Sombra- forman las dos partes escindidas de la totalidad perdida de nuestra personalidad original, de nuestra autenticidad, sacrificada ante las exigencias que la familia y la sociedad en su conjunto, nos pusieron -y nos siguen poniendo- en aras de ser aceptados como parte de ella.
Y ahora viene lo más interesante…
La Sombra tiene a su vez, dos partes bien diferenciadas, opuestas entre sí en sus motivaciones, intereses y propósitos últimos; reconocer este fenómeno en todos sus detalles es crucial, y puede representar la diferencia entre el éxito y el fracaso en nuestra vida.
“Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto más oscura y compacta, cuanto menos presente se halle en nuestra vida consciente.
Esta sombra constituye, a todos los efectos, un impedimento inconsciente que malogra nuestras mejores intenciones.”
Carl Gustav Jung
La Sombra psicológica se divide en dos partes: Una cuyo propósito último es positivo, reintegrarse con todo su poderoso potencial a nuestra vida consciente, una vez hayamos asumido su existencia, reconociéndola como parte legítima de nosotros mismos; y una segunda, que representa la suma de todas nuestras fuerzas destructivas, tanto hacia fuera como hacia dentro de nosotros mismos, y cuyo propósito fundamental es, en esencia, alimentarse de por vida de nuestra energía emocional negativa, que fue la que en origen le creó su existencia.
La génesis de ambas partes de nuestra mente inconsciente es muy diferente: La primera se compone, como vimos en la primera parte del artículo, de rasgos de personalidad, talentos, habilidades, y capacidades, que en respuesta al feedback de nuestro entorno fueron juzgadas como inconvenientes, vergonzosas, o peligrosas; este conjunto comprende tanto aquellas negativas en primera instancia, como la agresividad, la sexualidad -desmedida o no- dones para el arte, el trabajo manual, el pensamiento científico, etc, como también aquellas otras características originarias de nuestra forma de ser y hacer, que aunque a priori eran buenas, el entorno juzgó igualmente como negativas.
Por ejemplo: La asertividad, la fortaleza de carácter y la capacidad para establecer límites, la inclinación a disfrutar de los placeres de la vida allí donde está prohibido, porque imperan el drama y/o una visión lacónica -seria y formal- de la vida, y cualquier talento o habilidad que no fuera bien recibido por nuestra familia, allegados, maestros, y círculo de amistades.
Está Sombra está compuesta al 100% de características originales de nuestra auténtica personalidad; sus motivaciones obedecen al propósito de formar parte de nuevo de nuestra totalidad como ser humano, y para ello busca manifestarse continuamente de manera inoportuna, molesta, e inconveniente, mostrando en estas situaciones los rasgos y capacidades que queremos ocultar a otros y a nuestra propia conciencia, para llamar nuestra atención y obligarnos a tomar nota de su existencia.
También lo hace reflejando en otras personas y situaciones, aquello que no queremos ver en nosotros mismos, tanto en positivo como en negativo, es decir, debilidades y defectos, o fortalezas y virtudes, pero que en ningún caso reconocemos como propias. Es el fenómeno de la proyección:
¿Qué persona o situación te causa una emoción intensamente positiva (admiración, devoción, enamoramiento, etc.) o igualmente negativa (ira, miedo, tristeza), cuando te encuentras frente a ella?
En una escala de 1 a 10, siendo 1: “No me genera ninguna emoción en absoluto”, y 10: “Esta emoción está a punto de sobrepasarme”, ¿qué o quién te causa una emoción que puntúa 7 sobre 10 o más? Ahí, con una probabilidad entre el 80 y el 100%, se está manifestando tu Sombra.
La otra parte de nuestra Sombra, la más oscura de todas, aquella que está comprometida con la destrucción y el caos que lleva hacia ella, es, en realidad, un trozo de falsa personalidad creada por nuestro ego en los primeros años de nuestra vida.
Nada podemos encontrar en ella que sea original y auténtico, salvo aquellos traumas y patrones de conducta limitantes heredados por vía genética de nuestros ancestros por línea directa.
Está compuesta de energía emocional negativa estancada en nuestras células, producto de experiencia que no supimos -o no pudimos- gestionar adecuadamente y nos ocasionaron traumas sin resolver que pasaron a formar parte de nuestra memoria celular; en un desafortunado momento, nuestro ego dio a ese conjunto de energías producto de nuestro dolor, una identidad propia, y a partir de entonces -de nuevo en nuestra infancia- se convirtió en una entidad diferencia en nuestra psique, un verdadero parásito psicológico, que manipula nuestra vida permanentemente, creando situaciones dolorosas donde se manifiesta la energía negativa que necesita para alimentarse, y preservar su propia existencia, en extremo limitante para cualquiera de nosotros.
Al igual que su hermana la Sombra positiva, este elemento bastardo de nuestra mente es conocido desde hace miles de años, y su origen, características y pautas de conducta han sido descritos en detalle por varios autores. Uno de ellos es el escritor de autoayuda Eckhart Tolle; en sus propias palabras, seleccionadas de varios textos de su libro El poder del ahora:
“El Cuerpo de Dolor es una forma semiautónoma de energía, hecha de emociones, que vive en el interior de la mayoría de los seres humanos. Tiene su propia inteligencia primitiva, muy parecida a la de un animal astuto, y el principal objetivo de esa inteligencia es la supervivencia.
El Cuerpo de Dolor quiere sobrevivir tal y como cualquier otra entidad que existe, y solo puede sobrevivir si consigue que tú, inconscientemente te identifiques con él; entonces él puede levantarse, conquistarte, convertirse en ti y vivir a través de ti.
El Cuerpo de Dolor, el cual es la Sombra Oscura proyectada por el Ego; en realidad le tiene miedo a la Luz de tu Conciencia. Tiene miedo que lo descubran.
Su supervivencia depende de tu identificación inconsciente con él, así como de tu miedo inconsciente a enfrentar el viejo dolor que vive en ti. Pero si no lo enfrentas, si no traes la luz de tu conciencia hacia el dolor, serás forzado a vivirlo una y otra y otra vez.
Puede parecerte como un monstruo peligroso al que no puedes soportar mirar directamente, pero te aseguro que es un fantasma insustancial que no puede permanecer ni un segundo frente al poder de tu Presencia.”
Las Sombras positiva y negativa, junto con nuestro Ego maleducado, forman una triada que nos obliga a participar en un juego en el cual, con demasiada frecuencia, ella gana y nosotros – el ser esencial o actor protagonista de la película que representa nuestra vida – perdemos; esto sucede precisamente porque somos inconscientes del juego y de sus reglas, y por ello nos convertimos presas fáciles de estas poderosas fuerzas que operan en nuestra mente.
Finalmente, de lo único que somos conscientes es de los resultados en el exterior, en nuestra vida cotidiana, pero no del cómo, ni del para qué…
El maestro espiritual y escritor armenio George Ivanovich Gurdjieff lo expresó muy claramente con estas palabras:
“Usted no solo no tiene control sobre las cosas que ocurren fuera de usted, sino tampoco de aquello que sucede dentro usted.
Debemos comprender que tener control sobre cosas externas comienza con poder controlar cosas internas, con tener control sobre nosotros mismos. Una persona que no puede controlar aquello que ocurre dentro de ella, no puede controlar nada.
Se trata del Juego Interior, del Éxito o del Fracaso, según entendamos o no, su dinámica y sepamos dirigirla a favor de nuestros objetivos e intereses, tal y como explico en este artículo:
El juego interior de éxito
La temática de la Sombra es muy amplia y profunda, y apenas hemos arañado sus secretos y enseñanzas; este reto queda para futuros artículos.
Te invito a reflexionar sobre lo que he compartido contigo en este trabajo, aplicando sus enseñanzas cada día de tu vida, porque el conocimiento sin puesta en práctica solo sirve para engordar aun más el ego.
Manuel Marques Robles
Coach y Formador en el Camino del Héroe
http://superatusdesafios.com/
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