“Después de estar saliendo durante un año, simplemente desapareció.”
“Me da miedo preguntarle qué somos porque no le gusta hablar de esas cosas.”
¿Te suena alguna de estas situaciones? Viviendo en el 2021, es muy probable que hayas estado en alguno de los dos lados de la moneda (o incluso en ambos). Éstas se han convertido en circunstancias habituales y normalizadas, por eso hoy te hablamos de algo indispensable para disfrutar de las relaciones de una forma menos dañina: la responsabilidad afectiva.
Este término ha alcanzado una gran popularidad, pero ¿sabes qué significa exactamente? ¿Cómo podemos aplicarlo a nuestro día a día? Te lo contamos todo.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
A pesar de lo que pudiera parecer a simple vista, no se trata de buscar un culpable, sino de establecer relaciones basadas en el respeto y la igualdad.El concepto se gestó en los años 80 a través de debates sobre feminismo y relaciones no monógamas. Defiende que es imprescindible respetar y atender las necesidades de las otras personas, con independencia del tipo de vínculo que se haya establecido (relaciones abiertas, sexo esporádico, poliamor…). Lo que se busca es una unión simétrica donde abunden la confianza y el cuidado mutuo
En definitiva, implica que nos responsabilicemos de las consecuencias que tienen nuestros actos sobre los demás. No obstante, es importante puntualizar que no se trata de evitar totalmente el sufrimiento de la pareja, ya que sufrir es algo a veces inevitable e incluso necesario. El objetivo es no generar un dolor innecesario.
¿Cómo lo hago?
Los cimientos de la responsabilidad afectiva son la empatía y el respeto. Sin embargo, ¿cómo llevar estos conceptos a la práctica? La versión resumida y muy simplificada es “tratar a los demás como quieres que te traten a ti”. Pero para despejar dudas, aquí te dejamos unos tips.Comunicación asertiva: se trata de expresar nuestras emociones y expectativas de manera directa, honesta y libre, sin llegar a ser hirientes u hostiles. Recuerda no esperar a explotar para decirle cómo te sientes.
Llegar a acuerdos: utilizar la comunicación asertiva nos sirve para exponer nuestras necesidades, opiniones y límites. ¿En qué cosas podemos ceder cada uno y en cuáles no? Solo a través del diálogo podemos encontrar soluciones conjuntas.
Responsabilizarnos de nuestras emociones y acciones: a veces no somos capaces de gestionar lo que sentimos sin causar sufrimiento o molestia a nuestra pareja. Es muy importante tratar de no culpar al otro o victimizarnos, sino aceptar las consecuencias de nuestros actos y buscar otra forma de lidiar con esos conflictos internos.
Ponerte en el lugar de la otra persona: pocas veces nos paramos realmente a tratar de visualizar cómo debe de sentirse el otro. No se trata de imaginarnos cómo nos sentiríamos nosotros/as, sino cómo se sentirá esa persona en concreto en esas circunstancias.
La importancia de la responsabilidad afectiva en la pareja
Sin responsabilidad afectiva mutua, podemos sentirnos incomprendidos o con una carga demasiado pesada en la relación.El ghosting (desaparecer por completo de la vida de otra persona sin dar explicación alguna) es un claro ejemplo de comportamiento afectivamente irresponsable y desgraciadamente extendido hoy en día. Es, sin duda, uno de los ejemplos más evidentes, pero no es el único: no querer aclarar las intenciones o expectativas en cuanto a la relación, no reconocer el daño causado o incluso ridiculizar al otro por querer ser transparente, son otras formas de irresponsabilidad.
Es importante entender que los conflictos son parte normal y sana de las relaciones de pareja; la diferencia radica en cómo gestionamos estas situaciones complicadas. La responsabilidad afectiva nos ayuda a afrontar esas dificultades mediante el establecimiento de acuerdos y la comunicación, de forma que veamos esos problemas como una oportunidad para crecer juntos.
Y, ¿qué hago si detecto falta de responsabilidad afectiva por parte de mi pareja? Puedes comunicárselo, ya que quizás no sea consciente o no haya desarrollado esa habilidad. Pero ten siempre en cuenta que no podemos cambiar a los demás; solo ellos pueden decidirlo y hacerlo. Si vincularte con esa persona te sigue haciendo daño, recuerda respetarte a ti mismo/a, pues mereces una relación fundamentada en el amor mutuo.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Convivir en una relación sana donde nos sentimos comprendidos/as y respetados/as, nos genera tranquilidad y seguridad. En cambio, si prescindimos de estos cimientos, las relaciones sentimentales pueden convertirse en un verdadero lastre.Además de generar discusiones en la pareja, apegarse a una persona que no actúa con responsabilidad afectiva puede tener consecuencias psicológicas sobre nosotros/as: baja autoestima, dependencia emocional, duelo prolongado tras la ruptura, sensación de culpa, confusión
¿Estás sufriendo las secuelas de una relación sin responsabilidad afectiva? ¿No sabes cómo salir de una relación que te hace daño? ¿Quieres aplicar la responsabilidad afectiva en tu pareja y no sabes cómo?
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