La consecuencia natural de ello es su deshidratación y la irritación de la piel. Es más, en caso de tener la piel sensible incluso puede aparecer de capilares, enrojecimiento y picor en una zona localizada. Para que la piel pueda tener su fuerza vital y abordar mejor los periodos más calurosos es extremadamente importante mantener una hidratación correcta, tanto externa como interna.
El agua es un elemento esencial para tener una piel sana. De hecho sigue una trayectoria bien definida dentro de las diferentes capas de la piel: circula por la sangre hasta la dermis y luego se extiende desde la dermis hasta las capas exteriores para conservar la hidratación de la piel.
La hidratación natural de la piel es el resultado de 3 mecanismos biológicos con funciones específicas. El agua se difunde de forma regular y continua desde la dermis hasta la superficie de la piel. A nivel de la dermis, el agua es capturada por el organismo gracias a los polímeros, glicosaminoglicanos (GAGs). Estos polímeros fijan grandes cantidades de agua a nivel de la matriz extracelular.
El siguiente paso es conducirla a las células de la epidermis gracias al “Factor de Hidratación Natural”, constituido por sustancias presentes en los corneocitos, células del estrato córneo. Gracias a estas sustancias que mantienen la humedad, la piel es capaz de fijar el agua de la epidermis y mantener el nivel de humedad necesario para lograr un buen funcionamiento. Para que lo entendamos mejor, estas sustancias actúan como esponjas que atrapan y retienen el agua dentro de los corneocitos y lo dejan cuando el cuerpo lo necesita.
Finalmente, en el nivel de la capa córnea, el agua se evapora. Es lo que se llama “perspiratio insensibilis”. La pérdida de agua (por evaporación) es constante e imperceptible. Esta evaporación también está regulada, en este caso por los lípidos (grasas). Por eso es tan importante mantener en correcto funcionamiento la capa hidrolipídica del cuerpo.
La hidratación de la piel se determina por el agua transepidérmica y el sudor. Aunque existen varios factores que pueden aumentar la falta de hidratación:
el envejecimiento,
el medio ambiente,
la contaminación,
el humo,
la exposición repetida al sol…
Déficit de la película hidro-lipídica (el agua fluye más fácilmente)
El estrato córneo, que antes era la barrera protectora de la piel, adquiere ahora funciones esenciales que dependen de la actividad propia de los queratinocitos. Cuando está debilitado, la barrera de la piel se rompe y la piel se vuelve más vulnerable a las agresiones externas. Daña directamente los queratinocitos que producen los lípidos a nivel de la epidermis, y también los fibroblastos que sintetizan GAGs en la dermis.
Resultado: la película hidro-lipídica es deficiente, las células de la piel están desorganizadas, la barrera de la piel se debilita. La pérdida de agua aumenta y la piel se deshidrata.
Deficiencia del factor hidratante natural
El mecanismo natural de hidratación puede verse afectado y que la piel pierda más agua de lo que captura. La epidermis ya no es capaz de retener agua. Para hacer frente a estos desequilibrios, es necesario reforzar el mecanismo biológico de la humectación mediante la hidratación diaria de la piel actuando a 3 niveles:
Evitar la pérdida excesiva de la piel.
Hidratar la capa externa.
Restaurar el factor hidratante natural.
La deshidratación afecta a todo tipo de pieles ya sea piel seca o grasa. Se habla de tener la piel deshidratada cuando el nivel de humedad está por debajo del umbral mínimo (10%).
Una piel deshidratada carece de agua, se nota tirante y presenta rayas finas propias de la deshidratación. Incluso a veces puede verse como apagada, gris.
En cualquier caso, para ayudar a la hidratación natural de la piel se recomienda tomar al menos un litro y medio de agua al día (entre bebidas y alimentos).
¿Qué es una piel seca?
Una piel seca presenta pequeñas arrugas, sensaciones de “piel que estira”, le falta de elasticidad y tenemos sensación de incomodidad. Se vuelve frágil y más sensible. También te interesará leer Remedio natural para pieles secas o irritadas.
A diferencia de una piel deshidratada, la piel seca es deficiente en lípidos. Por eso es tan importante rehidratar las capas superiores de la epidermis y reponer la escasez de lípidos esenciales para retener el agua en el estrato córneo. Esto en el caso de piel seca, si es una piel deshidratada será suficiente con controlar la re-hidratación pero no los lípidos.
Hay dos tipos de piel seca:
– La piel seca con falta grave de agua y lípidos, que requiere tratamientos hidratantes
específicos para pieles muy secas y atópicas. También te interesará leer ¿Cómo cuidar la piel atópica?.
– La piel seca áspera, donde es necesario restaurar la hidratación. Estas pieles segregan menos sebo, est´arrugada y puede descamarse.
¿Qué mejor para hidratar la piel?
Basta con hacer simples acciones a diario de forma continua y siguiendo los consejos que os menciono a continuación.
– No utilizar jabones fuertes y limitar el uso de agua caliente.
– Evitar frotar la piel con una toalla.
– Aplicar una crema hidratante diaria.
– Beber regularmente para captar el agua diaria requerida por el cuerpo.
Antes de usar cualquier hidratante debes asegurarte del tipo de piel que tienes y usar el que más que convenga.
Para pieles mixtas y grasas es preferible usar cremas de textura ligera y fluida que se absorba rápidamente.
Para pieles secas, cuya película hidro-lipídica es deficiente, es necesario utilizar una textura más rica.