Hace cuatro años del ingreso hospitalario con el alma en vilo porque mi padre comenzaba su ingreso en otro hospital, a 100 kms de distancia y, aunque no lo sabíamos en aquel momento, las impresiones ya me daban pellizcos en el alma cuando hablaba con él, compitiendo por nuestra mejoría…Nunca fue justa esa competición, papá, yo jugaba con mucha más ventaja :-(
Hace cuatro años mi pequeña rubita empezaba a caminar, y me mandaba mensajes en fotos que, irremediablemente, me llenaban los ojos de lágrimas.
Hace cuatro años mis amigas me demostraban su cariño una vez más, haciéndose cargo de mi morena, cubriendo mi ausencia con risas y espuma del mar.
Hace cuatro años mi familia era llamada a filas con cicatrices o sin ellas, y se desplegaba en dos hospitales a la vez, pendientes de todo y de todos, como siempre.
Hace cuatro años perdí el equilibrio al mirarme un día después del quirófano, demostrando que, por muy preparada que estuviese, no estaba preparada para no ver.
Hace cuatro años me demostraron que el amor también puede ser un llanto inconsolable en una habitación de hospital cuando una canción nos hablaba al oído.
Hace cuatro años me enseñaron que las batas verdes tienen sentimientos, que recetan mimos y personalizan el dolor.
Hace cuatro años y aquí sigo, compartiendo café con amigas que han pasado o van a pasar por ésto, con vosotras, con vosotros, intentando sacar el lado bueno al fresco para que ventile y se reparta.
Hace cuatro años y parece que fue ayer. Hace cuatro años y todavía encajo la mandíbula al recordar. Hace cuatro años y quiero que pasen mil más.
Os leo!