Tenía preparado un post sobre belleza antes de que se acercasen las fiestas, pero lo he dejado de lado ya que me embaucado un poco en otro proyecto (más mental y más personal) en el que, básicamente, consiste en ser feliz con la simpleza de las cosas y es el MINIMALISMO. Todo empezó con un calendario de adviento que lanzaron mis queridísimas amigas de la web AHORRADORAS con una serie de retos diarios para eliminar de nuestra vida lo supérfluo y preparar bien el terreno para el año nuevo Aunque bien el minimalismo no se alcanza en 25 días que dura el calendario de adviento si que nos hace una preparación inicial de lo que puede llegar a ser un nuevo estilo de vida. Os dejo el enlace más arriba por si os interesa este calendario, además viene con sorteo incluido X_X
Total, que me puse a indagar un poco para intentar sacar el máximo partido a este desafío y he llegado a la conclusión que lo más importante es intentar gestionarte el tiempo para dedicarte a lo más importante de la vida que es SER FELIZ, y ya no solo para hacer cosas o tareas que tengas pendientes sino también para mimarte y cuidarte.
Lo principal es hacerte con una agenda. Ya sea comprada, reciclada o echa por tí misma (éstas dos últimas entran en el minimalismo) Si quieres tenerlo todo controlado anota todo lo que te has propuesto, además es una buena herramienta para controlar gastos e intentar ahorrar. Ésto te lleva a proponerte unos objetivos, pueden ser semanales o mensuales. Yo optaría por planificar semanalmente o el día de antes para evitar agobios, tranquilamente mientras te tomas tu café de la mañana. Empieza con las tareas más importantes, son las que más pereza dan pero comprobado que cuando termines sentirás una sensación de bienestar y felicidad enormes. Cuando pasen los días te darás cuenta que las tareas se vuelven más sencillas y fáciles de hacer.
Ante todo calma, si te agobias déjalo. El objetivo del minimalismo es quererte y no martirizarte por no cumplir los planes que te has establecido. Be water my friend.
Una de las cosas que a todas nos pasan y no nos dejan seguir con nuestras propuesta son los imprevistos y distracciones: llamadas de última hora, teléfono móvil, redes sociales... La primera no te preocupes por muy grande que sea el problema se resolverá; las segundas, evítalas. Ponte al día al final de la jornada cuando hayas terminado tus responsabilidades.
Descansos ¡claro que sí! Establece unas horas de rutina y unos minutos de descanso entre ellas. Hay muchas técnicas pero yo no soy muy fan de ellas. Lo mejor es encontrar tu momento día a día y con el tiempo, cuando lo veas más conveniente. Yo por ejemplo, soy más activa por las mañanas que por las tardes, por lo que intento hacer mis responsabilidades después de haberme tomado el café.
Ante todo haz de tu gestión del tiempo algo personal, es decir, para tí misma. No comprometas a nadie a tus horarios ni a tus responsabilidades. Y tampoco te presiones, cuidar tu tiempo significa cuidarte a ti misma. Descansa, duerme las horas suficientes, come saludable y haz ejercicio ¡creo que eso lo sabe todo el mundo! y de vez en cuando, prémiate. Ser minimalista no significa tener tu vida limitada: un paseo por el campo, ir al cine o salir con tus amigas a cenar es lo que más reconforta del universo. ¡En esta vida hay que tener una vida social plena! Y... ¿a qué recarga pilas? Compensa las horas de actividad y ¡eres más feliz!