Aunque me esforcé concientemente por empezar este post con una idea positiva, algo me lo impide. Me gustaría contarte la motivadora historia de mi vida sana, de mis buenos hábitos de nutrición y ejercicio físico... pero si eso fuera cierto, este blog no existiría. Si tengo dos urgencias en estos 365 días de cambio es mejorar la forma en que me alimento e incrementar el nivel de actividad física. No voy a mentirte: no me gustan nada los gimnasios. Suelen ser espacios fríos e impersonales. Además, nunca voy a comprender totalmente la necesidad de que un grupo de mujeres adultas se reúna a transpirar en colectivo. Si solo éste fuera el caso, no sería tan grave. El gimnasio no es la única forma de mantener el cuerpo activo. Existe la posibilidad de ejercitarse de formas muy diferentes sin asistir a un gimnasio. Como te imaginarás, ahora viene el "pero": resulta que soy sedentaria por naturaleza. De las que prefieren el libro y la manta que el parque y la bicicleta. Soy una lectora no una deportista. Y si practico algún deporte, sería el que mantiene la mandíbula en movimiento. Los glúteos permanecen inmóviles y expuestos cruelmente a la ley de gravedad.Te tenés que mover!
En algún momento del pasado supe ejercitarme ocasionalmente, solo ocasionalmente... Soy ese tipo de mujeres que se decide a hacer gimnasia, paga la cuota mensual con el ímpetu de Usain Bolt, se compra la joggineta y va dos veces con cierta convicción. A la tercera clase me da pereza y a la cuarta decido que no es taaan importante tener los músculos del cuerpo en su lugar de origen. Digamos que si las marcas de la edad y el uso le dan carácter a los muebles, podría pensar lo mismo de mis muslos... y acá es cuando intuís el segundo " pero". Tenés razón. Ser vintage es un atributo de la deco, no de la anatomía. Por eso siento la voz de la conciencia que me grita: "te tenés que mover"
No hay dos sin tres...
Llegamos olímpicamente al tercer pero en menos de quinientas palabras. Sí. Me tengo que mover. Pero, cómo? Convengamos que hacer Zumba no es una idea brillante para alguien quien a duras penas coordina brazos y piernas. Y si de buenas a primeras le pongo un desafío de esos a mi sistema cardio-respiratorio, no estoy segura de llegar a los cinco minutos de clase. Al menos no respirando. En el proceso mental de elegir una actividad para mí llegué a una conclusión: la única viable en este momento es caminar, Caminar es una actividad aeróbica de bajo impacto con la que puedo empezar de forma gradual:
- No importa cuál sea el estado físico actual.
- Se puede practicar al aire libre.
- Es absolutamente gratuita,
- No requiere de equipo adecuado
- Ni de habilidades especiales.
Como ventaja extra, se puede caminar escuchando música o algún otro tipo de material auditivo. Quien te dice que haga ejercicio y aprenda algo al mismo tiempo.. Sé que es preferible realizar sesiones diarias de ejercicio de 20 minutos que dos o tres clases por semana de una hora. En consecuencia, es preferible aumentar la actividad cotidiana que programar caminatas extensas. Te convencí? Porque si todavía no estás totalmente segura de salir a caminar, la siguiente infografía te saca de dudas:
Te invito al desafío de caminar por lo menos treinta minutos diarios. Como todos los desafíos, establezcamos reglas:
- Son treinta minutos sin detenerse.
- A ritmo moderado.
- Intentando practicar una respiración conciente.
El próximo miércoles te cuento cómo estuvo mi semana.