La vorágine diaria puede llevarnos a acumular tensiones y nervios a lo largo de la jornada. Controlar el estrés no siempre es tarea fácil, aunque en muchas ocasiones una buena planificación puede contribuir a disminuirlo. Sin embargo, en circunstancias difíciles o desafiantes en que la ansiedad nos invade, puede ser útil tomarse un momento para relajarse a través de la respiración.
En ocasiones anteriores, te contamos cómo gestionar el estrés en tu día a día. Ya mencionamos algunas estrategias para “bajar un cambio” y te sugerimos algunos tips para reducir tus niveles de estrés. En esta oportunidad nos centraremos en explicarte cómo usar para relajarnos una de las herramientas que tenemos más a mano: la respiración.
En estados de estrés, solemos modificar involuntariamente la forma en que respiramos y reconducir esa situación puede contribuir a calmarnos.
Hay varias formas de oxigenar nuestro cuerpo y liberar tensiones mediante la respiración. Por ejemplo, realizar algunos suspiros voluntarios puede aportarnos sensación de bienestar y relajación, gracias a estas expiraciones forzadas. Inhalar por la nariz y exhalar por la boca de forma consciente es el más sencillo de los métodos aunque existen guías con ejercicios para relajarse mediante la respiración.
Un poco de teoría: Tipos de respiraciones
Los dos tipos básicos de respiración son los siguientes:Respiración por el pecho, que utiliza músculos secundarios de la parte superior del pecho. La respiración por el pecho está diseñada para que se use en situaciones de gran esfuerzo, como en carreras cortas o largas. Durante situaciones estresantes, puedes recurrir inadvertidamente a la respiración por el pecho. Esto puede provocar la rigidez de los músculos del hombro y del cuello y, a veces, dolores de cabeza. El estrés crónico puede intensificar estos síntomas.
Respiración diafragmática, que proviene del músculo de respiración dominante del cuerpo, el diafragma. Este tipo de respiración es más eficaz y eficiente. Puede provocar una sensación de relajación en lugar de tensión.
Los beneficios de la respiración profunda van más allá del alivio momentáneo del estrés.
Organizarte Magazine Muchos estudios han descubierto que la respiración profunda y característica del yoga ayuda a equilibrar el sistema nervioso autónomo, lo que regula las funciones corporales involuntarias, como el control de la temperatura y la función de la vejiga.
Tomar consciencia de la propia respiración puede ayudarnos a despejar la mente y olvidarnos por un momento de aquello que nos agobia. Un ejercicio simple y que puedes realizar en cualquier momento del día consiste en tomar aire, contar hasta tres y exhalar. Incluso en la misma oficina, estando sentado, puedes dedicar unos minutos a respirar desde el vientre y observar cómo el aire recorre tu estómago y tus pulmones llegando hasta la garganta y la cabeza.
¿Qué otras técnicas utilizas para reducir el estrés y la ansiedad? Cuéntanos, nos encanta leer tus tips.