¡Buenos días! El pasado sábado 11 de abril, se celebró el día Mundial del Párkinson, por ello el post de hoy va dedicado a esta patología y a cómo afecta la alimentación en aquellas personas que lo padecen.
¿Sabemos qué es realmente el párkinson?
El Párkinson es una patología neurológica degenerativa y progresiva, debida a la degeneración y muerte de las neuronas que se encuentran en la sustancia negra, una zona del cerebro. Con ello, se produce la disminución de dopamina, un neurotransmisor esencial para que los movimientos se realicen de forma ágil, efectiva y armónica.
En la enfermedad de Párkinson disminuye en más del 80% la población de estas neuronas, aunque la causa de la degeneración de las neuronas es desconocida.Suele iniciarse entre los 40 y 70 años de edad, aunque en ocasiones puede aparecer antes.
¿Cuáles son sus síntomas?
Uno de los más asociados a esta enfermedad, y por ello el más característico, es el temblor en reposo, aunque no es el único, otros síntomas principales son la rigidez muscular, la lentitud y la poca amplitud de los movimientos voluntarios, los trastornos del equilibrio y la marcha característica con pasos rápidos y cortos de forma incontrolada.
Pueden aparecer otros síntomas que afectan a la alimentación como dificultad para tragar, conocida como disfagia,o estreñimiento, entre muchos otros.
Sin tratamiento, la enfermedad de Párkinson evoluciona en plazo de 5 a 10 años hasta un estado donde la persona está rígida y sin prácticamente movimientos, con temblor intenso, y donde el paciente es incapaz de valerse por sí mismo y está confinado a una silla de ruedas o inmovilizado en la cama. La muerte suele sobrevenir por complicaciones de la inmovilidad, entre ellas neumonía por aspiración o embolia pulmonar.
La disponibilidad de tratamiento farmacológico eficaz ha cambiado radicalmente el pronóstico de la enfermedad de Párkinson; en la mayor parte de los casos, se puede conservar una buena movilidad funcional durante muchos años, y la esperanza de vida de los pacientes tratados adecuadamente se incrementa en grado sustancial, pero no llega a curar la enfermedad, que como hemos dicho es neurodegenerativa.
La mayoría de los medicamentos empleados en el tratamiento de la enfermedad presentan efectos secundarios. En general, el tratamiento no suele iniciarse hasta que los síntomas afectan de manera significativa las labores de la vida diaria.
Entre los medicamentos más usados están:
§ Levodopa e inhibidores enzimáticos de la DOPA-descarboxilasa.
§ Agonistas dopaminérgicos.
§ Inhibidores de otras enzimas (IMAO-B e ICOMT).
§ Anticolinérgicos centrales.
No sólo hay que llevar un tratamiento farmacológico, la alimentación también es importante.
Estos pacientes por la enfermedad presentan dificultades derivadas tales como dificultad en la masticación, disfagia, alteración en la producción de saliva, pérdida del apetito o estreñimiento, por lo que debemos intentar conseguir que estas limitaciones no se reflejen en su estado nutricional, intentando encontrar una dieta equilibrada que aporte todos los nutrientes necesarios.
Entre las recomendaciones se encuentran:
§ Respetar los gustos de la persona.
§ Preparar los alimentos con una consistencia semiblanda y en papilla o crema, sin grumos o tropezones.
§ Preparar menús de alto valor nutricional y energéticos, ya que el Párkinson es una enfermedad de un alto gasto metabólico, es decir, requiere mucha energía, pero hay que tener en cuenta no hacerlo en grandes cantidades.
§ Aumentar el aporte de proteínas de alto valor biológico (las legumbres, carne, pescado y huevos).
§ En pacientes con tratamiento con levodopa, se reducirá la ingesta durante el día de carnes, pescados, lácteos, huevos, legumbres y sus derivados, habas y guisantes, y frutos secos y cacao que se incorporarán en la cena, por la interacción entre el fármaco y los alimentos proteicos.
§ Se deberá controlar la cantidad de grasa de los alimentos, ya que enlentece la digestión y puede disminuir la absorción de los medicamentos.
§ Evitar el estreñimiento añadiendo a la dieta alimentos ricos en fibra (fruta, cereales integrales, verduras?) y mantener una buena hidratación.
§ Valorar la necesidad de complementos nutricionales y gelificantes para espesar las bebidas si las dificultades de la ingesta o la pérdida de peso lo aconsejan.
§ Evitar el alcohol.
Y con esto nos despedimos hasta el próximo post, dando visibilidad a esta patología que sufren 150.000 familias en España.
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética.
Federación Española de Párkinson.