El síndrome orellánico es también conocido como cortinárico o nefrotóxico, y está producido por setas del género Cortinarius, tales como la Cortinarius orellanus, Cortinarius orellanoides, Cortinarius speciosissimus y Cortinarius henricci, que además, no tienen confusión con otras setas comestibles.
Todas las especies eran consideradas como comestibles hasta que en 1952 se produjeron en Polonia 102 casos de intoxicación con el Cortinarius orellanus, de los que fallecieron 19 personas. Lo tardío de los síntomas y la consideración que tenían todos los Cortinarius de comestibles, supuso un verdadero problema a la hora de relacionar la intoxicación con el consumo de las setas.
No fue hasta el 1987, que se produjo en Francia la intoxicación de 26 cadetes militares por el consumo del “Cortinarius orellanoides” durante unas maniobras de supervivencia. Aunque no hubo desenlaces fatales como en Polonia años antes, cuatro de los militares manifestaron secuelas renales, por lo que consideraron a la “orellanina” como la causante de las intoxicaciones neurotóxicas, por lo que nos encontramos con que únicamente el Cortinarius orellanus, Cortinarius orellanoides, Cortinarius speciosissimus y Cortinarius henricii, junto con sus cuatro variedades poseen esta toxina.
¿Cuál es la causa de este síndrome? ¿Cuáles son entonces los síntomas?
La sustancia responsable de esta intoxicación, como ya hemos visto, es la orellanina. Su período de incubación es muy largo por lo que es difícil efectuar un diagnóstico correcto. Tras un largo y característico intervalo libre de síntomas, superior a los 3 días, que llega a veces a ser de 17 días, se presenta un cuadro de sed intensa, que se acompaña de poliuria, dolor lumbar y síntomas musculares con mialgias, temblores y mioclonías.
Poco a poco evoluciona hacia una grave insuficiencia renal, que puede ser en algún caso irreversible. Al tardar tanto en presentarse la insuficiencia renal es posible que no se la relacione con la ingestión de setas. Por ello, frente a toda nefritis túbulo intersticial de causa obscura o presuntamente tóxica, se debería interrogar al paciente sobre tal posibilidad.
¿Existe tratamiento?
El tratamiento es sintomático y de soporte. Se basa en intentar disminuir la absorción del tóxico (si el paciente acude precozmente), siguiendo las pautas establecidas para el síndrome hepatotóxico (aspiración gastrointestinal continua, empleo de carbón activado, etc.), intentar aumentar la eliminación de las toxinas mediante la plasmaféresis, o en su defecto forzando la diuresis, y en los casos en los que exista insuficiencia renal establecida realizar su tratamiento específico. Si es necesario se someterá a los intoxicados a varias sesiones de hemodiálisis.
Y con esto me despido hasta el viernes, que nos vemos en la cocina, mientras tanto, ¡ser felices!
Realizado por Jorge Ibarra Morato
Fuentes
Conocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética.
Setas tóxicas e intoxicaciones. Pedro Arrillaga Anabitarte y Xabier Laskibar Urkiola. Volumen 22 Munibe - Aranzari. 2006