Ser Capaz de valorar lo positivo de los demás tiene mucho que ver con la generosidad. Una necesidad humana básica es la de ser sentirse valorado y apreciado. Cuando esto no es así, resulta más difícil que nosotros mismos seamos capaces de valorarnos y querernos.
La falta de esta valoración positiva por parte de los demás puede traernos consecuencias negativas. Como por ejemplo, una búsqueda desesperada del halago y de validación hasta incluso llegar a la renuncia a conseguir el aprecio, desánimo, tristeza y sensación de inutilidad, que en algunos casos puede llevar a la depresión. Por ello resulta tan importante valorar lo positivo de los demás.
Por otra parte resulta difícil que nosotros seamos capaces de valorar lo positivo a los demás si atravesamos una etapa de desánimo y desmotivación. Nuestro foco de atención estará en conseguir nuestro propio bienestar, en lugar de estar atento a valorar positivamente a las personas que nos rodean. Pero podemos en determinados momentos reconocer algo valioso de las personas que tenemos cerca y si además somos capaces de expresar algún sentimiento positivo, dándoles lo que les gustaría recibir, les ofrecemos un apoyo con un valor muy sano. Y también podemos beneficiarnos de manera natural.
Dar lo que queremos recibir puede tener una forma natural de volver a nosotros.
Y ello no quiere decir que tengamos que hacerlo bajo la obligación de estar siempre dando. De hecho, el valor de la generosidad se erosiona cuando se hace por obligación.
El psicoterapeuta John Amodeo nos proponea que “en la próxima vez que notes algo positivo estando cerca de una persona, comprueba si realmente te sentirías cómodo al expresar esas sensaciones. Tal vez reconoces un escrito o lees una nota que alguien te ha dedicado, quizás has recibido una sonrisa en el momento adecuado, o en el metro, en la calle, tomando un café, alguien te han tratado con amabilidad. Observa cómo te sientes dando las gracias, respondiendo de la misma manera, mostrando empatía”.
Está comprobado que es mejor dar que recibir
Bastan unos pocos euros o incluso acciones de generosidad sin coste monetario, como valorar lo positivo que hacen los demás. Gastar en los demás da más felicidad que gastar en uno mismo. En una investigación de la University of British Columbia dieron dinero a estudiantes y les dijeron que podían gastarlo en ellos o en otros. Al final del día, aquellos que lo gastaron en otras personas dijeron estar más felices que quienes lo gastaron en sí mismos. Desde la psicología estamos cada vez más convencidos que el altruismo no es un lujo, es una necesidad que genera bienestar. La cooperación debemos de priorizarla sobre la competencia. Las personas generosas y altruistas deben cooperar y trabajar juntas. Entonces de esta manera tendrán la ventaja sobre la gente egoísta que siempre peleará entre si.
La falta de generosidad está relacionada directamente con la baja autoestima que a su vez provoca falta de bienestar.
Un estudio de ocho décadas realizado por Howard S. Friedman y Leslie R. Martin llamado “proyecto de la longevidad” arroja sorprendentes descubrimientos para la salud y una larga vida está detallado en su libro, en el exponen que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: “El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto”.
Por último deciros que está demostrado que no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard así lo confirma “Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia”.
¿Valoras lo positivo que hacen las personas de tu alrededor?
Miguel Angel Rizaldos Lamoca
Psicólogo Clínico
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