Como ya hemos hablado anteriormente en otro artículo (La actividad física como método para combatir el estrés), hay momentos en nuestra vida en el que todo el estrés diario producido por un modo de vida muy acelerado puede llegar a saturarnos. Hay muchísimas evidencias científicas del efecto del estrés en nuestra salud, pero no llega solo ahí, dentro del contexto de la preparación física también hay evidencias de su efecto perjudicial, un ejemplo de esto son investigaciones científicas actuales que demuestran que la resiliencia a un nivel bajo de estrés arriesga o dificulta las adaptaciones tanto cardiovasculares como de potencia máxima durante el entrenamiento (Ruuska et al. 2012).
En el artículo mencionado anteriormente ya definimos la palabra estrés como término de forma global y sus consecuencias nocivas para la salud, aquí vamos a centrarnos en como el estrés influye en nuestro entrenamiento.
Lo primero que debemos entender es que el estrés es la base del entrenamiento ya que se puede definir al estrés como una respuesta del cuerpo ante un estímulo estresor, ante una situación que considera que podría ser amenazante; y, si hacemos las cosas bien, el estrés genera adaptación produciendo cambios en nuestro cuerpo, un ejemplo de esto sería que cuando corremos muy rápido, nuestro cuerpo cambia porque genera una situación en la que el cuerpo se ve amenazada su integridad, si ocurre muchas veces, el cuerpo se adapta, el estrés nos separa de la homeostasis o equilibrio interno.
Hemos hablado de la homeostasis, de como el estrés nos separa de ella y de como el sometimiento continuo a un mismo estímulo estresor produce cambios en nuestro cuerpo para poder adaptarnos a el y de este modo no nos aleje de esta homeostasis, pero lo cierto es que todo es mucho más complejo que lo que hemos explicado y para poder entenderlo debemos hablar de otro término, la alostasis, es el conjunto complejo de procesos emocionales, fisiológicos, inmunológicos y psicológicos integrados que colaboran íntimamente para establecer un nuevo conjunto de condiciones internas que mejor se adaptan a las circunstancias actuales (Kleckner et al. 2017), o dicho de otra forma, es un estado al que el cuerpo quiere volver pero cambia, va mejorando anticipándose a un problema que cree que va a ocurrir y para ello utiliza información sensorial, experiencias y expectativas previas.
Una vez hemos hablado de la alostasis, debemos hablar de dos términos relacionados con el mismo, estos son:
Adaptación alostática. Son los cambios para adaptarte a las demandas, para adaptarte a las diferentes exigencias que hay.
Carga alostática. Es el efecto residual que se produce al hacer adaptaciones alostáticas muy fuertes, dicho de otra forma, cuando el cambio que le pides al cuerpo es demasiado grande se genera un efecto residual del hecho de que hemos pedido al cuerpo un cambio demasiado grande.Entonces, ¿Qué es lo que influye en la alostasis? Puede influir tanto el efecto hereditario, la propia predisposición personal, tu propio historial de haberte sometido a estreses previos y el estado actual de estrés (aquí es donde empezamos a hablar del estrés psico-emocional).
El estrés psico-emocional puede ser un factor de mucha importancia en el entrenamiento y el rendimiento, ya que puede hacer que no se produzcan mejoras en el rendimiento e incluso que lo empeores, esto es debido a que el cuerpo a la hora de decidir si va o no a cambiar y como tiene en cuenta cuanto estrés tienes tu en el cuerpo, tanto físico como emocional.
Los efectos del estrés emocional en el entrenamiento los podemos apreciar en diferentes situaciones:
Mejoras del rendimiento con tratamientos para aliviar el estrés. El cuerpo ve una amenaza reducida por lo tanto tiene más capacidad a hacer frente a entrenamientos físicos.
Reduciendo el nivel de estrés de una persona mejoran sus entrenos. Por el mismo motivo que hemos hablado anteriormente.
Aumentando el nivel de estrés de una persona empeoran sus entrenos. Caso contrario a lo anterior, si aumenta el estrés emocional de una persona, el cuerpo ve un aumento de amenaza y por lo tanto tiene menor capacidad de hacer frente a entrenamientos físicos.
Reducir el grado de estrés emocional reduce la posibilidad de lesión. Niveles altos de estrés emocional con rasgos de autoculpabilidad y perfeccionismo, aumentan la probabilidad de lesión (Timpka et al. 2015), a su vez, el estrés psico-emocional empeora el proceso de la vuelta al juego (Ardern et al. 2013).
Como conclusión, el cuerpo no es autómata, entre lo que entrenamos y el efecto que se produce en nuestro cuerpo hay una serie de procesos muy complejos que van a delimitar si esa mejora se da y como se da, además, el factor emocional es un factor muy importante cuando hablamos de entrenamiento y de rendimiento deportivo, ya que una carga de estrés emocional demasiado alta puede mermar nuestro rendimiento al no ser capaz nuestro organismo de poder hacer frente a tanto estrés.BIBLIOGRAFÍA
Ardern, C. L., Taylor, N. F., Feller, J. A., & Webster, K. E. (2013). A systematic review of the psychological factors associated with returning to sport following injury. British journal of sports medicine, 47(17), 1120-1126.
Kiely, J. (2018). Periodization theory: confronting an inconvenient truth. Sports Medicine, 48(4), 753-764.
Kleckner, I. R., Zhang, J., Touroutoglou, A., Chanes, L., Xia, C., Simmons, W. K., ... & Feldman Barrett, L. (2017). Evidence for a large-scale brain system supporting allostasis and interoception in humans. Nature human behaviour, 1(5), 1-14.
Timpka, T., Jacobsson, J., Dahlström, Ö., Kowalski, J., Bargoria, V., Ekberg, J., ... & Renström, P. (2015). The psychological factor self-blamepredicts overuse injury among top-level Swedish track and field athletes: a 12-month cohort study. British Journal of Sports Medicine, 49(22), 1472-1477.