La mayoría de las personas relacionan el entrenamiento de fuerza con la estética y con el conseguir músculos más grandes, pero lo cierto es que el entrenamiento de fuerza es mucho más que eso, aporta muchísimos beneficios para la salud y nuestro organismo y en este artículo vamos a detallar algunos uno de ellos según Cervera (1996).
Prevención de la diabetes. La diabetes se considera una condición crónica que se origina a partir de que el páncreas no produce suficiente insulina o cuando la insulina que se produce no es utilizada eficazmente el organismo (Carrasco et al. 2019). La insulina sería la hormona encargada de regular los niveles de azúcar en sangre. El ejercicio físico reduce de forma perceptible el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, mejorando la tolerancia de la glucosa y la acción de la insulina en individuos predispuestos a desarrollar diabetes tipo II (Hawley, 2004).
Mejora física en individuos diabéticos. Antes de pasar a este punto hay que tener en cuenta que el primer paso antes de introducirse en rutinas de cualquier tipo de fuerza y de ejercicios de fuerza, La persona diabética debería consultar con su médico para determinar si el entrenamiento es apropiado para su salud (Berg et al. 1980). El ejercicio influye directamente sobre los valores de glucosa en sangre (Murillo. 2015). Se recomienda la combinación de ejercicios aeróbicos (caminar, nadar, bici, correr, etc) y de fuerza (pesas y máquinas).
Mejora de la fuerza muscular y de la densidad ósea. La pérdida de fuerza en adultos y en individuos de la tercera edad es debida, en gran parte, a la disminución de su fuerza muscular por razones como la inactividad. enfermedades reiteradas y malos hábitos en la alimentación (Cervera. 1996). Además, los niños con una densidad ósea más bajas son más propensos a lesiones óseas, el entrenamiento de fuerza puede aumentar el crecimiento del hueso de los niños y aumentar su densidad ósea (Ortiz V. 1996).
Prevención de la osteoporosis en la tercera edad. La osteoporosis es una enfermedad ósea que se caracteriza por una disminución de la densidad del tejido óseo y tiene como consecuencia una fragilidad exagerada de los huesos y lo vuelve más propenso a sufrir fracturas. Dentro de las causas que precipitarán la enfermedad se encuentra el envejecimiento, el sexo femenino, la etapa postmenopáusica, déficit de vitamina D, baja masa corporal, abuso de tóxicos como alcohol y tabaco o el uso de cierta medicación como anticoagulantes, glucocorticoides o anticonvulsivos (Akkawi et al. 2018). Como bien sabemos, la inactividad es un factor de riesgo para sufrir numerosas patologías, entre ellas la osteoporosis, ya que los periodos largos de inactividad y de ausencia de carga sobre el esqueleto está estrechamente relacionado con la pérdida de densidad ósea, y, en el caso contrario, la presencia de carga mecánica durante el entrenamiento de fuerza aumenta la densidad ósea (Vaquero-Cristóbal et al. 2012). Además de esto, el entrenamiento de fuerza ayuda a reducir el riesgo de caídas en personas con osteoporosis, aumento de fuerza y resistencia muscular y, por lo tanto, de la calidad de vida (Vega Galan. 2018).
Mejora de la resistencia cardiovascular en enfermos cardiacos y en la tercera edad. El entrenamiento de fuerza es uno de los factores que más influyen para tener buena salud cardiovascular, este entrenamiento de fuerza debe ser realizado con cargas que superen la fuerza que ejercemos en actividades normales del día a día (Calderón Solis. 2021). El entrenamiento de fuerza aumenta los niveles de HDL (colesterol bueno) y disminuye los niveles de LDL (colesterol malo), estos marcadores del perfil lipídico se consideran un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular (Domínguez et al. 2016). Además, el entrenamiento aeróbico combinado con el entrenamiento de fuerza produce la disminución de la tensión arterial (Umpierre et Stein (2017).
BIBLIOGRAFÍA
Akkawi, I., & Zmerly, H. (2018). Osteoporosis: current concepts. Joints, 6(02), 122-127.
Berg. A.; Ringwald. G. et Keul. J. ( 1980). Lipoprotein cholesterol in well-trained athletes; preliminary communication; reuced hdl-choresterol in power athletes. Intemational joumal of sport medicine. 1: 137-138.
Calderón Solis, P. (2021). Eficacia del entrenamiento de fuerza en la prevención de enfermedades cardiovasculares en adultos.
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Murillo, S. (27 de abril de 2015). Fundación para la Diabetes. Recuperado el 06 de 08 de 2019, de fundaciondiabetes.org: https://www.fundaciondiabetes.org/general/articulo/125/la-importancia-del-ejercicio-fisico-en-personas-con-diabetes
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Vaquero-Cristóbal, R., González-Moro, I., Ros, E., & Alacid, F. (2012). Evolución de la fuerza, flexibilidad, equilibrio, resistencia y agilidad de mujeres mayores activas en relación con la edad. Motricidad. European Journal of Human Movement, 29, 29-47.
Vega Galan, M. (2018). Efectividad del ejercicio fisico terapeutico en la osteoporosis/osteopenia postmenopausica. Revision sistematica.