¿Cómo se confecciona una dieta de mantenimiento?
Para poder mantener el peso, es importante haber aprendido previamente a alimentarnos de manera variada, saludable y equilibrada. No se trata de que haya alimentos prohibidos, sino de lograr las frecuencias y cantidades correctas para garantizar que nuestro organismo tenga los nutrientes necesarios en las cantidades específicas.En una dieta de mantenimiento no tenemos porque cambiar el tipo de alimentos que consumimos, simplemente se trata de aplicar lo aprendido sobre nutrición y alimentación saludable, y así mejorar nuestra propia rutina alimentaria.
Aumentar las raciones, mantener la estructura
Una dieta de mantenimiento es lo mismo que una dieta para perder peso. Comeremos lo mismo, y en los mismos momentos. Normalmente lo que se hace, es añadir un poco más de cantidad en las porciones, para evitar reducir el peso. Pero no es necesario dejar de comer algún tipo específico de alimento.Pongamos como ejemplo una dieta de 1.500 calorías, cuya ración de legumbres estaría en 60 gramos. Al llegar a la etapa de mantenimiento, aumentamos esa porción entre los 80 y 100 gramos, dependiendo la edad, nivel de actividad física y tendencias de la persona respecto a la pérdida o subida de peso.
La clave está en la cocina
Es muy importante prestarle atención a las formas en las que se cocina. La dieta de mantenimiento permite algunas licencias, pero no debemos olvidar que la cocina a la plancha, hervida o al horno siempre es más saludable que utilizar la sartén y freír.Peso fluctuante
Mantener el peso no quiere decir que siempre estemos exactamente en los mismos kilos. La normalidad es que haya una variación de entre 1 y 2 kilos hacia abajo o hacia arriba en función de distintas cuestiones: hormonales, sociales, de actividad física. Lo que debemos evitar es que los gramos vayan en alza de manera progresiva.El organismo tiende a acumular grasas para utilizarla en casos de restricción alimentaria. Esto se debe a un comportamiento genético que nos viene de hace miles de años cuando nuestros ancestros tenían muchas más complejidades para conseguir alimento. Cuando adelgazamos, nuestro organismo detecta una situación incómoda y tiende a activar las prácticas de reserva de grasa. El objetivo es evitar la hambruna y sobrevivir. Sin embargo, se trata de una cuestión de aprendizaje para nuestro organismo, ya que nosotros estamos buscando bajar de peso y luego mantenernos en esos límites aún cuando nuestro cuerpo lo tome como un ataque.
Aprender a comer, a cocinar y a mantener una vida saludable y una alimentación adecuada es un proceso. Hay que tener paciencia y constancia para alcanzar los objetivos deseados.