La teoría es que el cuerpo gasta energía en hacer la digestión, por lo que si comemos más veces quemaremos más. La realidad es que la energía que consume el organismo en el proceso digestivo es muy poca, y lo que gasta depende del número de calorías que hayas ingerido, no del número de veces que comas. Es decir, que es lo mismo hacer tres comidas de 600 Kcal que hacer seis de 300 Kcal.
Hay estudios científicos sobre los efectos que tiene en el organismo realizar muchas comidas pequeñas al día. También hay estudios sobre los efectos de realizar pocas comidas grandes. En ninguno de los casos han podido concluir que exista un efecto significativo en la tasa metabólica o en la cantidad total de grasa. Tampoco se ha podido demostrar que muchas comidas pequeñas mantengan bajo control los niveles de azúcar en sangre.
Muchos profesionales recomiendan realizar como mínimo cinco comidas al día para así llegar con menos hambre a la comida siguiente. Esta rutina puede ser válida para algunas personas, por ejemplo que tengan ansiedad por la comida, pero en general tenemos que tener cuidado, porque si pasamos de tres a cinco comidas al día y no adaptamos las cantidades o no elegimos alimentos saludables, lo único que vamos a conseguir es ingerir más calorías de las que nos corresponden y por lo tanto vamos a engordar.
Lo importante a la hora de elegir cuántas comidas hacer al día es que optes por el número que te haga sentir bien a ti, que no te haga pasar hambre, que te sientas con vitalidad y por supuesto que encaje con tu rutina, con tu constitución y con tu ritmo de vida. Si a media mañana no tienes hambre por qué vas a obligarte a comerte un tentempié? Son calorías de más que se pueden evitar.
Escucha a tu cuerpo, come cuando tengas hambre y para cuando estés saciado. Ojo, digo saciado, no lleno hasta no poder moverte.
Las cinco comidas al día son recomendables para personas muy activas o con el metabolismo rápido, que tienen hambre a menudo y queman mucha energía. Por ese mismo motivo sirven también para los niños.
Pero si tu rutina es tranquila, trabajas en casa o sentado, si duermes mucho, no necesitarás más de tres comidas al día. Eso sí, recuerda que siempre deben ser completas y equilibradas.
No te obsesiones con la comida. Utiliza el sentido común. Prueba durante una semana con un número de comidas que consideres óptimo para ti y si no te funciona cámbialo. No hay una norma válida para todo el mundo.