Como ya sabéis nuestro cuerpo es complejo y con la sensación de hambre muchas veces no nos transmite que necesitemos nutrientes, sino que puede ser síntoma de otros aspectos como cansancio o ansiedad. Por ello es tan importante marcarnos unas pautas horarias para realizar nuestras comidas, de lo contrario el descontrol que podemos ocasionar en nuestro cuerpo puede hacer que no solo recuperemos lo perdido sino que incluso ganemos kilos.
Desayuno, ¿cuándo? ¿temprano o tarde? Preferiblemente, desayunaremos temprano, porque nuestro cuerpo necesita energía desde primera hora de la mañana y porque bien es cierto que se trata de la comida más importante del día. Es preferible tomar un tentempié a media mañana que hacer esperar la primera comida del día, el resultado será que estemos con hambre y comamos mucho más.
La comida, por factores ajenos a nuestro control, ya puede ser por trabajo, los niños, clases, etc. podemos llegar a comer a una hora más tarde de lo que haríamos habitualmente, esto provoca que la sensación de hambre desaparezca, pero curiosamente a media tarde volverá y más fuerte. Por ello es importante que aunque estemos fuera del horario habitual, hagamos el esfuerzo y tomemos un plato, a pesar de no tener la sensación de hambre ya, esto nos ayudará a que nuestro cuerpo prefiera una merienda ligera.
Si no es el caso de comer fuera de hora, lo mejor es entre la una y las tres del mediodía, así en cuatro horas aproximadamente nuestro cuerpo volverá a reclamar alimentos y ya será la hora de la merienda.
Para la cena, muy importante! Preferiblemente una o dos horas antes de acostarnos, ¿por qué? Si cenamos a las 9 y nos acostamos a las 12, puede que estemos hambrientos y terminemos por comer algo antes de acostarnos. Las calorías de este alimento solo se acumularán, no las quemaremos.
Cenar a una hora muy próxima al momento de acostarnos, provocará que no nos de tiempo a hacer la digestión y sentir la sensación de saciedad, además puede ocasionarnos un mal descanso y como sabéis dormir bien es fundamental para no alterar nuestra alimentación.
Las excepciones: si a media noche nos entra hambre, o simplemente no conciliamos el sueño y comemos por que sí, fruta o algo muy ligero como un tomate o cualquier otra verdura, nos iremos de vuelta a la cama y ya sabéis que esas calorías se acumularán así que es preferible un alimento que contenga pocas.