Por lo tanto, podemos afirmar que los pescados blancos son un alimento muy poco calórico y muy saludable por ser fuente de proteínas, minerales y vitaminas. Todo ello sin olvidarnos de que son muy digeribles y tienen un sabor exquisito.
¿Cuáles son las ventajas de los pescados blancos?
El pescado blanco es indispensable en una alimentación equilibrada, ya que tiene un amplio abanico de beneficios para el organismo, como ser gran fuente de proteínas de gran calidad.
Este tipo de pescado tiene un contenido en grasas muy escaso, así que es ideal incluso para aquellas personas que tengan una dieta de adelgazamiento muy rígida. Las pocas grasas que contiene el pescado blanco son fuente muy importante de ácidos grasos esenciales Omega 3, indispensable para el buen funcionamiento del organismo.
Todas las especies de pescado blanco contienen una gran cantidad de fósforo, un mineral muy importante para que las células nerviosas funcionen correctamente; algo fundamental en los niños durante su etapa de crecimiento, así como en personas mayores para evitar enfermedades como la osteoporosis.
El pescado blanco también contiene hierro; si bien es cierto que su cantidad es menor a la que tiene la carne, su asimilación por parte del organismo es mejor. Este alimento también aporta yodo, un mineral muy importante para prevenir el hipotiroidismo.
Y, por supuesto, este tipo de pescado es una de las fuentes más importantes de vitamina B12 de todos los alimentos, la cual influye de manera notable en el funcionamiento del sistema neurológico.
¿Qué tipos de pescados blancos existen?
Los pescados blancos son los siguientes, entre muchos otros: abadejo, acedia, bacaladilla, bacalao fresco, breca, cabracho, cazón, dorada, faneca, fletán, gallo, lenguado, merluza, mero, platja, pescadilla, rape, raya, rodaballo, rosada y sama. Y, lo mejor, todos estos pescados pueden ser cocinados de maneras muy distintas.