Y lo que me sorprende es darme cuenta de como en cada rincón que me pueda imaginar hay alguien dispuesto a ser mi cómplice en determinados puntos del camino tanto para bien como para mal.
El encontrar a un cómplice va incluso mas allá de la amistad porque se comparte un vínculo mucho mas íntimo y estrecho por la misma naturaleza de esa complicidad. Es necesario el exponer de forma profunda algunas partes de mi mismo que normalmente no dejo que salgan a la superficie aparente de mi persona para poder crear esa complicidad. Al entregarle esos secretos profundos a alguien mas la naturaleza humana nos lleva a sentir el orgullo que eso encierra y nos forja ese sentido de correspondencia para retribuir la confianza que depositaron en nosotros.
En ese momento se forja ese lazo de complicidad entre dos individuos, al abrirnos y dejar pasar a esos rincones inóspitos de nuestro ser a alguien mas, dejando de lado las barreras que normalmente se encuentran alrededor nuestro como murallas pra mostrarnos tal cual somos en determinado aspecto.
La felicidad de hoy vino del darme cuenta que, así como yo he conseguido muchos cómplices en mi vida, hay mucha gente ahí afuera que me considera lo suficientemente digno y merecedor de esa complicidad, haciéndome partícipes de niveles personales en los que no permiten la entrada a cualquiera.
Un hombre no es una isla y hoy soy feliz de poder voltear alrededor y darme cuenta que mas que una isla hemos logrado formar un continente.
Feliz #Día68, #297togo