Se desata la sinfonía sobre la acera, dándole un respiro a la ciudad de su gris monotonía, reavivando sus colores y asentando la bruma neblinosa que la cubre mientras que por sus venas comienza a correr un movimiento mas natural en contraste con el metal y sintetismo que normalmente la infestan.
La gente corre y trata de escapar para no convertirse en parte de esa lluvia mientras yo los observo desde un ventanal que me da la perspectiva cómplice y justa para poder mirar éste vaiven de vida nueva desde el punto de fuga que me permite ver lo que cuando estás a ras de suelo cuesta tanto trabajo observar.
El agua es vida y me doy cuenta que esa vida no es capaz de encajonarse a los convencionalismos de mi mente y escapa para contagiarse en los objetos inanimados que llenan mi vida cotidiana; desde el ventanal que me sirve de miscroscopio al edificio, estéril hasta ahora, escurriendo sobre las calles la capa gris que cubre su brillo ahora alegre, admirado por el despertar sensorial que trae la lluvia con sus olores a tierra mojada, su tacto frío sobre la piel, su arrullo cantado al encontrarse con el pavimento y las figuras dibujadas sobre los cristales y charcos que hacen de la ciudad un caleidoscopio gigante.
El agua es vida y la vida me da esa felicidad al regalarme esa vida cayendo del cielo en un anuncio que el mundo está comenzando un nuevo ciclo.
Feliz #Día79, #286togo