Olvidar los malos recuerdos.
Es algo que muchas personas, por no decir todas padecen alguna vez. Recordar sucesos tristes del pasado nos puede hacer revivirlo de nuevo y eso crearnos dolor y sufrimiento.
Aunque también puede ser que sientas otro tipo de sufrimiento referente a buenos recuerdos del pasado, de cosas o personas que te hicieron feliz y su ausencia ahora la vives de forma dolorosa, en forma de nostalgia o añoranza.
En cualquiera de las dos situaciones sufres y a veces te gustaría saber como olvidar los malos recuerdos.
Si actuamos desde la manera “habitual”, es decir, viviendo fuera del presente, o lo que es lo mismo, tomando como real el mundo del pensamiento que se mueve entre pasado y futuro, el sufrimiento estará garantizado.
Por eso para mí fue crucial la llegada de Mindfulness a mi vida. Eso lo cambió todo.
La gran lección.
Aprender que solo existe el presente. Pero cuando me refiero a aprender me refiero a ir más allá del concepto. Como un concepto, todo el mundo puede entender que cuando estamos vivos estamos en el presente. Pero realmente integrarlo y asimilarlo no es tan habitual. No es que sea difícil, es que nos limitamos a verlo así, como un concepto y luego escuchamos esa vocecita que dice “si, el presente es lo real, pero el daño que me hicieron en el pasado o la previsión de que cierren la empresa donde trabajo me preocupan y no lo puedo dejar olvidar o pasar”.
Por eso la gente se carga de libros, cursos, talleres, retiros, etc. para ser capaces de no sufrir ante todo eso y al final pocos lo consiguen. Logran estar unos días bien, y luego todo vuelve al dolor, al miedo, a la preocupación, al estrés y al sufrimiento.
Entonces lo vuelven a justificar diciendo “es que hay que preocuparse porque si no…”
En otras publicaciones de este blog hemos hablado de la preocupación por el futuro. En esta nueva entrada hablamos de la forma de olvidar los malos recuerdos.
Empecemos aclarando conceptos. No se trata de olvidar lo sucedido. Se trata de soltar y asimilar que como tal, los sucesos del pasado no existen, no se pueden modificar y tampoco se pueden traer al presente. Lo único que tienes ahora es un recuerdo de un suceso que acaeció en otro momento presente, punto.
Ese recuerdo es fabricado por tu mente. Piensa en algo tal vez trivial. Como que tu equipo perdió la final de la Copa mundial de fútbol. Para ti traer ese momento de la derrota te trae un recuerdo de algo triste, pero imaginate la forma que tendrá de recordarlo un aficionado del equipo ganador. Para el será un recuerdo agradable, pero se trata del mismo suceso, un partido de fútbol, sólo que visto desde otro lugar, desde otra mente.
Te he puesto un ejemplo de algo que realmente no es trascendental en la vida de una persona. Lo he hecho para que te des cuenta de que es la fabricación mental de un suceso pasado lo que causa una situación en el presente, puede ser un buen recuerdo o un mal recuerdo. Pero como suceso no tiene en sí un calificativo de bueno o malo, es como es y ya está, es la mente de quien lo observa la que decide si eso es agradable o desagradable.
Si trasladamos eso a un suceso más doloroso, como una pérdida, ya sea personal o material puede suceder lo mismo. Lo esencial es que te des cuenta de que como tal, el suceso no existe ahora. Ahora tan solo existe en la mente de quien lo evoca. Nuestro cerebro tiene la capacidad de la memoria. Es prodigioso el funcionamiento del cerebro y sus mecanismos para la supervivencia y desarrollo del hombre. Pero una función como es la de recordar algo pasado, puede volverse en nuestra contra cuando lo asociamos a nuestra identidad, y al deseo de que las cosas “fueran de otra forma”.
Ahí entramos en una de las actitudes de fondo de Mindfulness: la aceptación. Cuando no aceptamos los sucesos y la vida tal como es nuestra mente pretende crear otra realidad, aferrarse a cosas o personas, y en ese momento generar dolor y sufrimiento al comprobar que no puede hacerlo.
Ese es el origen de gran parte del sufrimiento humano. El crear una película con la imaginación sobre lo que “debería ser o debería haber sido” y al constatar que eso es imposible generar frustración, tristeza, dolor, etc.
Entonces lo que procede en ese caso es otra actitud Mindfulness: soltar. Soltar los deseos, soltar las expectativas, soltar lo pasado que ya no está y ver y percibir lo único real, el presente.
Cuando te encierras en tu mente, en la justificación del dolor de tu personaje, te estás condenando a una vida de sufrimiento. En la vida existe el dolor. Ya lo declaró Buda en su discurso hace 2500 años. Y también dijo que aunque el dolor es inevitable, el sufrimiento depende de nosotros y por tanto puede ser evitado. El sufrimiento lo genera esa mente que cuenta historias, que fabrica un mundo ideal, hecho a su antojo. Pero es un mundo irreal, y si te pierdes en ese laberinto, puede que nunca salgas.
Por eso sufrimos con el pasado y queremos saber como olvidar los malos recuerdos. El error está en el planteamiento. No pretendas olvidar nada. Del pasado tan sólo podemos extraer una enseñanza, un aprendizaje para la vida presente. Tampoco existen los malos recuerdos. Ya sabes, sólo son puntos de vista y la vida tiene infinitos puntos de vista para cada situación. Somos nosotros cuando “personalizamos” nuestra vivencia los que creamos ese dolor o historia asociada a un suceso.
Es como levantarte cada mañana y coger de un montón de ropa la camiseta que lleva tu nombre. Entonces si en esa camiseta ves un agujero te preguntas ¿quién ha roto mi camiseta? Y yo te pregunto ¿es tuya la camiseta? ¿quién eres tú?¿te identificas con la camiseta y el nombre que lleva puesto? y si borras el nombre de la camiseta ¿ya no eres nadie?
Haz un poco de silencio interior y reflexiona sobre el párrafo anterior.
Aceptar, soltar, no apegarse…
Actitudes, que no palabras, que tendrás que asimilar para ser feliz, para ser libre, para vivir un presente pleno de amor y sabiduría.
Un presente en el que amar y valorar aquello que se observa, aquello con lo que te encuentras en la vida. Date cuenta que no digo que valores lo que tienes, realmente no tienes nada, sólo te relacionas con ello, en este eterno presente, en el que nada permanece y en el que todo está en continuo cambio.
Aprender a relacionarnos con la experiencia presente, esa es la clave. Fluir con lo que sucede, no etiquetarlo, juzgarlo ni pretender cambiarlo, aceptar lo que es.
Cuando llegues a ese punto, no será necesario que olvides nada, pues nada pasado te podrá hacer sufrir en este presente único y eterno. Te sentirás pleno y feliz, ya estés en un momento de gozo o en uno triste, porque habrás asimilado que la vida se compone de eso, de momentos que cambian constantemente, de una vida de la que formas parte inseparable, pues no hay separación posible, somos parte de una misma unidad de consciencia, con un cuerpo y mente temporales que registran lo que sucede a cada instante a través de los sentidos.
Somos olas de un mismo océano y por tanto, formando parte de la Totalidad, vemos que ese vasto océano está lleno de vida, y nosotros somos toda esa conciencia de vida. Las olas son estados temporales, sucesos que pasan y que unas veces están en calma y otras muy revueltas.
Suelta el personaje, borra el nombre de tu camiseta, no tengas miedo, no dejarás de ser lo que eres: Conciencia pura, Amor puro.
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Gracias.
Luis Miguel Colado.
El artículo Cómo olvidar los malos recuerdos lo puedes encontrar en Reducir Estrés.