Eckhart Tolle
Hay algo que es importante que sepas y de lo que nunca me cansaré de insistir: existen diferentes grados de verdad. La mayoría de la población se mueve en un nivel… digamos de la superficie, pero… hay más. Mucho más.
Por eso hace un par de años te dije que la ley 4 para tener una vida mejor es acudir siempre a la fuente del conocimiento pues así no pagarás peajes.
Un grado de verdad, por ejemplo, es cuando buscas en google cómo evitar el sufrimiento y te aparecen diferentes artículos escritos por psicólogos en páginas ampliamente reconocidas contándote algunas perlas. Perlas que no sólo no te ayudarán a mejorar o sanar ni a evitar tu sufrimiento sino que te frustrarán más porque, al leerlas, piensas que eres la única persona que no entiende lo que le está pasando ni sabe cómo solucionarlo. Y con esto no te digo que un psicólogo no sepa nada, lo que sí te digo es que si un psicólogo no acude a la fuente e indaga y bucea en su propia verdad y en su propia psique, y por lo tanto se conforma con lo que otras personas han dicho o escrito, se quedará toda la vida chapoteando en la superficie del agua, confundiéndose por lo general a sí mismo, y a los demás.
Y no te lo digo partiendo de la ignorancia más absoluta y de la prepotencia más exacerbada que a veces me caracteriza. Conozco un doctor en Psicología y monje budista. He leído varios libros de un psiquiatra muy reconocido (a tal punto que es famoso por tratar a sus colegas psiquiatras y es llamado el sanador de sanadores por ser a él a quien acuden sus colegas de profesión, Paul Fleischman). Uno de mis profesores favoritos de Vipassana es también psicólogo y me ha hablado de la verdad y de la verdad.
Todos ellos buscaron la fuente y compruebo que todos ellos van ascendiendo, grado tras grado, en su búsqueda y en el encuentro de la verdad.
De ese otro grado de verdad, más profundo, es del que vamos a hablar hoy. Pero recuerda: no has de creerme.
Y no has de creerme, además, porque yo aún no estoy completamente (ni cerca) capacitado para hablarte de este tema, pues es nada más y nada menos que el punto central de las enseñanzas de Buda y que como ya sabes se conocen como las cuatro nobles verdades:
Hay sufrimiento.
La causa del sufrimiento.
Es posible evitar el sufrimiento.
Cómo evitar el sufrimiento.
Estas cuatro nobles verdades se llaman nobles porque son puras, impepinables, son nobles y perfectas porque, como diría creo que Miguel Ángel hablando de su David, no se puede agregar, ni quitar, nada.
El problema aquí es que hemos sido tan engañados y tan confundidos en Occidente que creemos, erróneamente, que esos conocimientos no tienen nada que ver con nosotros, que son simplemente cosas budistas de tíos con incienso y túnicas.
Y sí. Sí tiene que ver con todos nosotros.
¿Me acompañas?
Cómo evitar el sufrimiento
Déjame que te cuente una breve historia: hace unos meses una mujer del pueblo donde vivo empezó a acosarme. Se le metió en la cabeza que tenía que quedar con ella. Me lo pidió por favor. Me pidió que le diera explicaciones.Cometí un error. Quedé con ella. Se las dí.
Para ella no era suficiente. Me insistió en quedar de nuevo. No cometí un segundo error. Me escribó mensajes feos. Vino a mi casa.
Eso me empezó a traer sufrimiento y entonces me di cuenta de lo que estaba sucediendo.
Mi mente estaba alimentando a la bestia* y, al ser consciente, dejé de alimentarla y dejé de sufrir. Luego te cuento cómo lo hice.
*Cuando digo bestia no me refiero a la mujer, ella es una bella persona simplemente llena de ignorancia, igual que yo.
Verás. Imagínate, sólo imagínate, que todo es energía, o mejor, imagínate que todos somos como globos llenos de agua. Tú eres un globo de agua. Yo soy un globo de agua. Nuestros problemas son globitos, o globazos, de agua.
¿Y cuál es el grifo que llena esos globos? Nuestros pensamientos.
Hagamos una prueba para comprobar esto.
Piensa en un elefante.
No, ese no, eso es un sombrero.
Este nos puede valer.
Esa elefanta bebé se llama Leoni y vive en una preciosa llanura africana de miles de km, a Leoni le encanta echarse agua por encima, chapotear en el lago, dormir siestas tumbada o de pie, beber leche de su madre y después perseguirla a todas partes. Leoni es un bebé feliz, tiene todo lo que un elefante pueda desear…
Vuelve aquí. Volvamos a cómo eliminar el sufrimiento.
Antes no existía Leoni en tu vida. Ahora sí. Yo te lo he mostrado. Yo lo he creado para ti. He llenado un globito de agua y te lo he metido en tu cabeza. Y podríamos seguir llenándolo, podríamos ver vídeos de ella, podríamos ver más fotos, podríamos leer libros, podríamos ir a visitarla a África y jugar y bañarnos juntos y ese globo cada vez se haría más grande, y más grande, y más grande.
Cierra los ojos y pregúntate, ¿entre la oscuridad de tu interior y la pared de tus párpados, dónde está ahora Leoni?
En tu mente, sólo en tu mente. Tú la estás creando, haciendola posible, alimentándola.
Tú tienes el poder de hacer el globo más grande, pensando en ella, o de hacerlo más pequeño, diminuto, inexistente, no pensando en ella.
Bien, ¿y cómo se hace eso? ¿cómo se deja de pensar en algo? ¿cómo se deshincha el globo? ¿cómo se explota? espera, volvamos a la historia de la mujer acosadora.
Te vuelvo a poner en contexto. Ella me llama varias veces, me dice con voz de pena que yo no debería dejar de verla porque eso le hace daño y que no es justo (has de saber que no fue ni mi amante, ni novia, ni amiga, fue simplemente una persona que apareció en mi vida y vi en tres o cuatro ocasiones). Finalmente quedo con ella para permitir que se explique y permitirme yo explicarme. Ella no acepta que no nos volvamos a ver ni que yo no vuelva a quedar con ella, y me escribe un mensaje feo.
Abro el mensaje, leo sólo el inicio y me acuerdo de los globos.
Cierro el mensaje sin leer la continuación y lo borro.
Pero ella ya ha metido el globo en mi interior, o mejor dicho, yo he permitido que el globo entre en mi interior. Me pongo a pensar en ella. Aparecen en mí pensamientos de odio, de ira, de quién se crée, de yo no me merezco esto, es decir, aparecen pensamientos en mí de sufrimiento. Estoy llenando el globo y el globo está ocupando cada vez más espacio.
Entonces me siento.
Me pongo en postura de meditación y empiezo a respirar, a sentir cómo el aire roza las aletas de mi nariz. Me concentro. Me concentro. Me concentro.
A medida que aumento mi concentración en la respiración, el globo se va deshinchando.
Yo no intento deshinchar el globo de esa mujer, pues eso no es posible. Todo intento de deshincharlo, es hincharlo.
¿Quieres una prueba de lo que acabo de decir? ¡No pienses en un limón!
Lo que yo intento es sentir mi respiración, lo que yo intento es dar energía al ahora, al momento presente. Cuanto más me concentro más entro en un estado de presencia y, en consecuencia, el globo de ella, del problema, del pasado, se deshincha y se deschincha, va perdiendo poder, volumen, espacio.
A veces su globo aparece de nuevo, se quiere meter en mí, pero yo vuelvo a respirar, a sentir mi respiración, y cuanto más practico, cuanto mayor es mi entrenamiento, antes lo consigo.
Volvamos a esa historia.
Unos días después de recibir ese mensaje de texto, llego a mi casa y me encuentro que hay una bolsa en mi puerta. ¿De quién será?
Abro la bolsa y dentro hay varias cosas, regalitos, etc, además, hay una carta. Abro la carta y la primera línea me basta para saber que es de ella.
Oh no, quiere volver a hinchar el globo.
Oh no, yo estoy volviendo a hincharlo: Quién se crée. Venir a mi casa…
Entonces cierro la carta sin leerla, la meto en la bolsa y, mientras me pongo a sentir mi respiración intensamente empiezo a caminar en dirección a su casa. Dejo las cosas en su puerta, le doy las gracias mentalmente por la enseñanza y por ser mi maestra espiritual, y me voy a seguir viviendo.
Y respiro, y respiro, y respiro. El globo quiere aparecer. Me siento junto a la fuente del pueblo, al lado de mi casa. Cierro los ojos, escucho el agua, respiro, respiro, respiro, respiro. El globo se va deshinchando. Se deshincha. Se extingue.
Ya no hay globo.
Hoy, al contarte esto a ti he vuelto a hinchar el globo, le he vuelto a dar poder, volumen, espacio en mí, pero espero saber reaccionar ante ello, ahora sé qué hay que hacer, y ahora es posible que tú también.
Lector, lectora, esto que te acabo de contar requiere mucho, muchísimo, entrenamiento. Por eso algunos monjes se pasan doce horas al día meditando durante dos años. Por eso hay personas que se meten a monjes. Por eso hay personas como yo que hacemos retiros de meditación de diez días y queremos hacerlos de veinte, y treinta, y cuarentaycinco días. Por eso cada mañana al despertar medito a veces treinta minutos, a veces cuarentaycinco, a veces una hora. Por eso mi reto es meditar entre dos y tres horas diarias.
Importante: Permíteme ser repetitivo. Si tú ahora mismo tienes un globo muy grande y no dejas de alimentarlo y eso te causa sufrimiento, y tras leerme empiezas a poner en práctica esta enseñanza y ves que no te funciona, no te desanimes, es lo normal, es simplemente que tu atención aún no es lo suficientemente fuerte y que parte de ella está centrada en el problema, en el dolor. Digamos que tu atención está dividida, difuminada, y aunque tú intentas voluntariamente sentir la respiración, una gran parte de ti está aún con el problema.
Eso, exactamente eso, es el entrenamiento de la meditación.
Energy flows where attention goes. (La energía fluye donde va la atención).
Tony Robbins
Porque meditando, sintiendo tu respiración, estando en el momento presente, dejas de sufrir, deshinchas globos, y así tienes la oportunidad de enfocarte en lo bello y productivo y útil, así tienes espacio para hacer aquello que necesita ser hecho sin globos propios o ajenos que te impidan ver las infinitas posibilidades del momento presente.
Cómo evitar el dolor físico
¿Y el dolor físico? ¿sirve esto también para el dolor físico? — es posible que preguntes —.Sí, sirve. Como ya te conté aquí, en realidad el dolor físico se produce cuando nuestra mente, no entrenada, ignorante, difusa, se enfoca y magnifica aquello que nos sucede a nivel físico. Mediante entrenamiento Vipassana conseguirás que los dolores no sean dolores.
El aviso del cuerpo indicando que algo ocurre estará ahí, sí, pero no estará magnificado, no te causará sufrimiento. Tú los observarás, sonreirás, y seguirás respirando. Ecuánime.
Si quieres escuchar a un maestro hablando de esto:
Puedes leer también los libros:
Dejar ir, de David Hopkins.
El proceso de la presencia, de Michael Brown.
El poder del ahora, de Ecktar Tolle. (Si no lo entiendes o si no lo sabes aplicar, es normal, a mí me pasó al principio. Inténtalo y déjalo a un lado, continúa aprendiendo y algún día todo se hará más claro).
Por muchos globos deshinchados.
Gracias por leerme.
Cuentan que un día un hombre se acercó a Buda gritando, insultándole lleno de ira.
Buda se mantuvo en silencio, imperturbable.
Al rato, uno de sus discípulos le preguntó: — ¿por qué has permitido que te insulte?— .
— Si alguien te lleva como regalo un caballo a tu casa, y tú no lo aceptas, ¿de quién es el caballo?— .
— De la persona que lo trajo— .
— Pues eso — .
— Sadhu! Sadhu! Sadhu! —