Flexibilidad: cualidad básica
La flexibilidad es algo a lo que damos poca importancia. Se suele dejar un poco de lado en la mayoría de las rutinas de entrenamiento y en la vida diaria. Sin embargo, la flexibilidad es una cualidad básica para nuestro cuerpo. Cuánto más flexibles estemos más jóvenes nos sentiremos. Debemos de poner mucha atención a nuestra flexibilidad si queremos que nuestro cuerpo se mantenga durante mucho tiempo saludable.
Son muchas las personas que se quejan de que no tienen flexibilidad cuando no pueden realizar una actividad determinada. Sin embargo, eso no es una realidad. La flexibilidad, así como la fuerza, la velocidad o la resistencia se pueden entrenar y mejorar todo lo que se desee. El problema es que, al contrario que otras destrezas, la flexibilidad, tiende a disminuir desde que somos muy jóvenes.
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Podríamos decir que hasta los 9 o 10 años, aproximadamente, un niño es tan flexible como vino al mundo. Es más tarde, justo antes y durante la pubertad, cuando se producen ciertos cambios musculares y óseos que dificultan que todo siga igual. Y según apuntan expertos en la materia, entre los 20 y 30 años se puede perder hasta el 80% de la flexibilidad si no se trabaja.
Para desarrollar y conservar la flexibilidad debemos de tener presente los principios de progresión y frecuencia. Esto quiere decir que es necesario comenzar poco a poco y practicar, aproximadamente, entre 3 y 5 veces a la semana.
Factores a tener en cuenta para mejorar la flexibilidad
Cada persona tiene un porcentaje diferente de flexibilidad. Cuando existe algún problema físico como la artritis o la osteoporosis, por ejemplo, el rango de movimientos suele ser menor. Así mismo, existen personas que tienen une exceso de flexibilidad cuya consecuencia es la debilidad muscular, lo que tampoco es bueno.
Antes de comentar una actividad deportiva es recomendable calentar con ejercicios dinámicos de baja intensidad. Si nos ponemos a estirar cuando los músculos están fríos podríamos provocar algún desgarro. Para comenzar, podemos caminar unos minutos o saltar con una cuerda. Esto hará que la temperatura corporal se incremente y que aumente el flujo sanguíneo hacía los músculos.
Si no has practicado deporte antes, es importante que consultes a un profesional. De esta manera estarás seguro de no provocarte lesiones musculares que más tarde te pasarán factura. Si un entrenador o profesional te diseña un plan de entrenamiento, verás como vas ganando fuerza y flexibilidad de manera saludable.
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Tipos de ejercicios para potenciar la flexibilidad
-Sistemas dinámicos: son fáciles de realizar ya que tienen que ver con ejercicios tradicionales. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el lanzamiento, balanceo y giro de piernas o brazos. Pueden ser realizados con la ayuda de otra persona resultando así más divertidos. Son ejercicios que puede realizar cualquier persona, aunque no sea un experto deportista. Solo habría que tener cuidado con los rebotes que pueden provocar lesiones.
– Sistemas estáticos: estos ejercicios son más efectivos que los anteriores. Esto es debido a que el trabajo muscular está más localizado. Están recomendados para personas que estén acostumbradas al deporte ya que requiere alta concentración y control de la postura corporal. Entre ellos se encuentran los conocidos estiramientos isométricos (se tensa el músculo estirado aproximadamente 10 o 15 segundos oponiendo una resistencia externa. Después se relaja unos 20 segundos para volver a repetir)
De la misma manera que cualquier tipo de ejercicio, la mejora dependerá de desde donde comencemos. Una persona que empiece desde un tipo de vida sedentario tendrá que llevar a cabo una mayor evolución que una persona que ya, de antemano, tenía un estilo de vida más activo.
Pequeños consejos para mejorar tu flexibilidad
Además de los ejercicios que podemos llevar a cabo en gimnasios o actividades deportivas, hay algunas cosas que debes de tener en cuenta si quieres que tu flexibilidad mejore.
Empieza el día estirando
Si adquieres este hábito podrás comprobar que tu nivel de energía y flexibilidad mejoran notablemente. Se trata de estirar nada más despertarte, si lo haces en la cama también está muy bien. Cuando nos acabamos de despertar los músculos aún no se han calentado. Por este motivo, deberás estirar de manera suave y de forma en la que te sientas cómodo.
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Antes y después del ejercicio ¡Estira!
No te saltes nunca los estiramientos en cualquier tipo de actividad física. Los estiramientos, tanto antes como después, son muy necesarios para relajar las articulaciones. Son muchas las personas que no le dan importancia a esta parte del ejercicio físico. Sin embargo, saltarse esta parte del entrenamiento puede acarrearnos lesiones y hacer que perdamos nuestra flexibilidad.
Añade el yoga a tu vida
El mejor ejercicio para fomentar y conservar la elasticidad es el yoga. Los ejercicios que se practican en yoga ayudan a mejorar la capacidad de mover los músculos y las articulaciones a través de su gama más completa.
Pon atención a tu flexibilidad a la hora de vivir
Nuestro cuerpo es un fiel reflejo de nuestros pensamientos. Si pensamos y vivimos de manera rígida, nuestro cuerpo lo reflejará tensando los músculos de manera inconsciente. Si somos capaces de vivir adaptándonos a lo que la vida nos ofrezca estaremos también fomentando la flexibilidad en nuestro cuerpo. La flexibilidad corporal está íntimamente relacionada con la flexibilidad mental.
En definitiva, aunque no podamos conservar la flexibilidad de nuestra infancia, es posible que nuestro cuerpo se mantenga elástico aunque pasen los años. Si quieres mantener un cuerpo que te permita cierta flexibilidad solo tienes que practicar, de manera habitual, ejercicios que la potencien y también procurar vivir tu vida de manera flexible y despreocupada.
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