¿Dejas todo para último momento?
Evítalo con estos consejos
Evitar que la procrastinación nos venza parece una ardua tarea, sin embargo, aquí te mostramos algunas maneras de batallar con ella.
Es necesario tener claro que aplazar tareas, compromisos y acciones atenta contra nuestra productividad, por eso debemos precisar en qué momentos esta conducta nos domina y a qué obedece.
Qué procrastinador eres…
El examen es dentro de tres días, pero te resulta mejor estudiar la noche antes ¿estamos frente a una procrastinación por gusto a la presión?
Tienes una cita a una hora específica, pero descubres antes de salir que es buen momento para lavar y aprovechar ese sol radiante, entonces ¿postergas al no tener claras tus prioridades?
Debes conversar con alguien, pero prefieres esperar a cuando la luna tome una posición en la zona más ensombrecida por la tierra ¿aplazas por miedo?
Toca entregar un material, pero lo pospones pues pulirás detalles hasta dejarlo reluciente ¿procrastinas por exigente?
Soluciones para el tipo de “procrastinador” que eres
Una vez identificado tu caso te invitamos a darles un vistazo a algunas posibles ideas para salir airoso de menudo atolladero:
Disciplina tu mente, el reto es lograr que tú la controles. Una vez establecida la tarea, cuando la mente comience a sabotearte, detenla, no hagas absolutamente nada. ¿Debes escribir un artículo, pero es mejor leer las novedades en Facebook? No hagas ninguna de las dos. Esos momentos de inercia, de mente en blanco, te harán regresar velozmente a lo pautado.
Haz de tu motivación una experiencia gratificante y no abrumadora. Trabajar bajar presión no puede ser lo que te impulse a realizar algo que te gusta, por eso estudiar con tiempo para una examen te permitirá, por ejemplo, ir mucho más descansada a enfrentar el reto.
Posiblemente cuentes con ese sol radiante más de una vez en la semana, mejor llega a tiempo a la cita. Aprende a diferenciar lo importante de lo urgente. Ambas no pueden dejar de hacerse, solo que lo importante no tiene tanta prioridad, su momento de realización es mucho más flexible. ¿Te cuesta diferenciar? Pregúntate: ¿Cuál de las dos cosas tendré más oportunidad de volver a realizar? De no cumplirla cabalmente ¿Cuál me traerá consecuencias negativas? Una vez clara, haz una lista y etiquétalas.
Toma decisiones, haz del miedo un elemento que te impulse y no que te detenga. Recuerda que las oportunidades y el tiempo no regresan. Entonces conversa
Aprende a flexibilizar, ninguna asignación quedará perfecta porque todo observador tendrá su punto de vista basado en sus conocimientos y experiencias.
Busca un aliado. Un espectador siempre tendrá una visión más objetiva de tu vida, que tú en el rol de protagonista. Este compañero podrá divertirse haciéndote un llamado a tierra cuando estes en las nebulosas. ¿Tienes pareja? Súmalo a esta tarea y busquen una propuesta emocionante para que te corrija.
Por último y no menos importante no te condenes por procrastinar.
El primer paso para superar este hábito es aceptarlo y conocer qué factor lo origina. ¡Tú puedes!