Causas de este temor
1. El miedo a la soledad, el miedo a que la consecuencia de esa negativa sea que la otra persona nos deje de lado o nos haga el vacío. Miedo a desagradar a esa persona, que no comprenda nuestro punto de vista y se tome nuestra actitud como un desprecio. Sin embargo, la persona debe darse cuenta de que si una amistad se termina solo por este motivo, es que no era realmente una amistad sólida.
2. El sentimiento de inferioridad también puede ser otro motivo frecuente por el que alguien tenga dificultades para decir no cuando recibe una petición de una persona a la que admira y sitúa en un rol de superioridad respecto a sí misma. Desde este tipo de vínculo, es relativamente sencillo caer en un vínculo de servilismo en donde se priorizan las necesidades del otro pero se descuidan las propias. En las relaciones siempre debe existir una condición de igualdad, es decir, debe haber una relación equitativa entre el yo y el tú.
3. Falta de madurez que lleva a una persona a tener contradicciones constantes entre el plano del deber y el hacer. Desde esta perspectiva, el sujeto sufre porque por un lado quiere armarse de fuerza para decir no a una petición concreta pero, por otro, siente que no debe hacerlo. Y esta lucha interior genera un nivel de estrés muy alto en la relación.
4. La educación recibida también tiene un alto impacto en nuestros hábitos y estilo de vida. Una persona puede tener problemas para aprender a decir no, simplemente, porque ha interiorizado que este es un gesto de mala educación y egoísmo. Sin embargo, si alguien se encuentra en este punto debe recordar que en primer lugar debe quererse y respetarse a sí mismo para poder vivir con libertad y satisfacción las relaciones personales.
Cómo conquistar tu libertad
La libertad es un tesoro existencial que debes defender como un derecho incluso a través de los gestos más pequeños. Por ello, puedes empezar a marcarte pequeños retos de desarrollo personal para que descubras que decir no a otra persona no significa cerrarle una puerta sino encontrar el equilibrio de la relación yo-tú que es tan vital como horizonte de bienestar.
Para aprender a desarrollar estas habilidades, recuerda un momento de tu vida en el que tú hayas recibido un no, que rompió una ilusión en ti: ¿Cómo te recuperaste de ese golpe? ¿Comprendiste a la otra persona? ¿Cómo te comunicó la información? Intenta no magnificar el valor de este tipo de situaciones puesto que como personas, tenemos la capacidad de poner en su contexto una vivencia. El sí tiene más valor todavía porque existe el no.
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