Aunque hay factores de riesgo como la edad o los antecedentes familiares que no podemos cambiar. Hay otros factores de riesgo relacionados con el estilo de vida que sí podemos modificar para tratar de prevenir la enfermedad.
¿Qué factores de riesgo podemos modificar para prevenir el cáncer de mama?
Evita la obesidad.
Está demostrado que la obesidad aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama. La obesidad incrementa las posibilidades de desarrollar cáncer de mama sobretodo entre las mujeres posmenopáusicas que han tenido terapia de reemplazo hormonal.
Evita el alcohol.
Ya sabéis que yo soy siempre partidaria de la tasa de alcohol 0,0 y en el caso de la prevención del cáncer de mama lo soy aún más. A mayor consumo de alcohol mayor número de probabilidades de sufrir esta enfermedad.
Embarazos.
Las mujeres que tienen hijos jóvenes tienen menos probabilidades de tener cáncer de mama y el riesgo se incrementa entre las mujeres que no tenemos hijos o los tenemos después de los 35 años.
Lactancia.
El riesgo también disminuye entre las madres que le dieron el pecho a sus hijos frente a las que no lo hicieron.
Haz ejercicio.
Ponerte las zapatillas y hacer ejercicio es bueno para casi todo. Y también lo es para reducir las probabilidades de padecer cáncer de mama. Las mujeres que hacen al menos 4 horas de ejercicio semanal tienen riesgo más bajo de padecer cáncer de mama.
Además hacer ejercicio resulta especialmente beneficioso entre las mujeres premenopáusicas con peso normal e incluso bajo.
Evita el tratamiento hormonal sustitutivo tras la menopausia.
Se ha podido demostrar mediante estudios epidemiológicos, que el uso de tratamientos hormonales sustitutivos durante la menopausia se asocia a un incremento del riesgo de padecer cáncer de mama. De hecho se ha experimentado un descenso proporcional entre
El descenso de número de mujeres que reciben este tipo de tratamientos sustitutivos ha coincidido con un descenso proporcional en el número de casos nuevos de cáncer de mama.
Alimentación y prevención del cáncer de mama
Aunque comer bien no es una garantía de que no lleguemos a desarrollar la enfermedad no hay duda de que la alimentación tiene un papel muy importante en la prevención del cáncer.
Hay un sinfín estudios que se han dedicado a observar la reacción de los alimentos con las células cancerígenas. Y estos estudios demuestran que hay alimentos que tienen un efecto positivo sobre el cáncer impidiendo y retrasando la formación o proliferación de células cancerígenas.
Abusa de las frutas y verduras.
Entre los alimentos que más pueden hacer por nosotros se encuentran las frutas y verduras. Sobre todo las tienen un mayor número de antioxidantes como el caroteno y el licopeno.
Lleva una dieta baja en grasas.
Intenta limitar el consumo de grasa a menos del 20 % de las calorías totales diarias.
Empieza eliminando algunos de los alimentos de más alto contenido graso como los fritos y la margarina. Y poco a poco reduce la cantidad de grasa que comes. ¿Por qué?, pues porque está demostrado que una dieta baja en grasa reduce el riesgo de tener cáncer de mama. Tanto por primera vez como de recurrencia.
En un estudio en el que las mujeres recibían solamente alrededor del 25 % de las calorías diarias a través de las grasas, se determinó un riesgo menor de recurrencia, principalmente en las mujeres previamente diagnosticadas con cáncer de mama de receptores de estrógeno negativos.
Además llevar una dieta baja en grasas te ayudará a comer más frutas y verduras y a controlar tu peso. Factores que ayudan a reducir las posibilidades de sufrir esta enfermedad.
Incluye las legumbres en tu dieta.
Tomar legumbres al menos dos veces por semana reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama frente a personas que no lo hacen. Todas las legumbres son estupendas pero las lentejas “se llevan la palma” por su gran contenido en antioxidantes. Aquí te hablo un poco más de ellas.
Más pescados y menos carnes.
Investigadores de la Universidad de Singapur y la Universidad del Sur de California descubrieron tras 5 años de investigación que las mujeres postmenopáusicas que consumieron a diario entre 40 y 90 gramos de pescados y/o mariscos eran un 26% menos propensas a desarrollar cáncer de mama que las que tomaban pescados con menos frecuencia.
La regla de oro:
Evita todo lo que puedas las grasas trans, las carnes rojas y los alimentos quemados o ahumados.
.