La alimentación debería ocupar un lugar destacado entre los hábitos de vida saludables en la vida de una persona. Datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ponen de manifiesto que la ingestión insuficiente de verduras y frutas causa al año unos 2,7 millones de muertes. Este déficit nutricional figura, según la OMS, entre los 10 primeros factores de riesgo de mortalidad por cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Varios estudios epidemiológicos analizan los beneficios de una dieta equilibrada en la incidencia de cáncer, y destacan que el consumo de alimentos de origen vegetal , la disminución de la ingesta de carnes y alimentos ricos en grasas, así como la práctica de ejercicio físico, son factores importantes a la hora de reducir el riesgo de aparición de tumores malignos.
El cáncer modifica el proceso natural de la alimentación
Generalmente, el acto de comer y alimentarse puede considerarse como un placer; sin embargo, aquellas personas que reciben tratamiento contra el cáncer, pueden tener modificaciones en la percepción del sabor, sufrir náuseas y vómitos, etc., o que convierte este acto placentero en una acción desagradable.
Las células tumorales no son normales, estas crecen continuamente, sin control y de una forma más rápida. Los tratamientos contra el cáncer actúan sobre la enfermedad, intentando destruir las células perjudiciales; sin embargo, muchas células sanas mueren en el mismo intento, como las de la médula ósea, las del pelo y las de la boca, esófago, estómago e intestinos . Todo este proceso crea efectos secundarios que pueden afectar a la alimentación y la nutrición.
Con el fin de evitar la desnutrición que conlleva no ingerir la cantidad de alimentos necesarios para el organismo, es importante una dieta equilibrada que aporte todos los nutrientes que el cuerpo necesita. La dieta en pacientes con cáncer casi siempre ha de ser más alta en proteínas:
¿Que nutrientes son imprescindibles si se padece cáncer?
Proteínas: deben estar un poco aumentadas, para ayudar a la creación de de tejido y mitigar el daño causado en los tejidos; de esa forma podremos mantener la masa muscular en parámetros aconsejables.
Grasas: es un componente imprescindible en la formación de estructuras celulares, tejidos y órganos de nuestro cuerpo.
Hidratos de carbono: son la principal fuente de energía de nuestro cuerpo
Vitaminas: son imprescindibles en la mayoría de los procesos metabólicos del ser humano. No existen reservas de vitaminas en nuestro cuerpo, por lo que ha de ser ingeridas diariamente con la alimentación.
Minerales: junto con las vitaminas, tienen funciones catalizadores, son necesarios en mínimas cantidades y un exceso de ellos pueden ser perjudiciales para la salud.
A pesar de todas estas recomendaciones, hay que tener en cuenta que sufrir una enfermedad cancerígena es un proceso complicado. En este sentido, es importante que el paciente coma lo que se desee y en el momento que lo necesite
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