¡Todo el mundo puede caminar! Grandes, niños y hasta abuelitos pueden disfrutar de los beneficios cardiovasculares y de pérdida de peso que una buena caminata diaria les puede proporcionar sin que implique hacer demasiados cambios en su rutina. Es gratuito, cómodo y, además, ayuda a mejorar tu respiración y tu tono muscular; aspectos que en otros ejercicios suelen afectar notablemente el rendimiento y, por ende, la productividad de la quema de grasas. Solo necesitas una ropa ligera, zapatos cómodos y seguir una alimentación balanceadamente saludable para maximizar los resultados.
Muchas personas aún se muestran escépticas ante los distintos expertos que demuestran que caminar adelgaza. Pero lo cierto es que incluso entrenadores deportivos como L ucy Knight tienen trabajos sobre el tema. Por ejemplo, en su libro “Caminar para adelgazar” Lucy señala que las exigencias de las caminatas permiten quemar un máximo de calorías y contribuyen a la salud de nuestro organismo. Esto es porque simplemente se trata de una actividad física constante que ayudará a controlar que nuestro metabolismo se acelere, queme más calorías y convierta las grasas y azúcares en energía para gastar.
La técnica al caminar adelgaza
Velocidad e intensidad
Algo muy importante que debemos tener en cuenta al caminar si queremos adelgazar es que debemos realizar, como mínimo, 2 o 3 sesiones de 30 minutos constantes a la semana. Esta caminata, que con el tiempo se hará más larga y sencilla, debe hacerse rápido. No sirve de mucho llevar un ritmo lento o detenernos constantemente. Según Lucy Knight, hay que mantener una velocidad que ronde los 7 y 9,5 km/h para que podamos recorrer en 10-15 minutos 1,5km, esto resultaría en hacer recorridos de 3 km aproximadamente cada vez que salgamos a caminar.
De esta manera, no solo estaremos enfrentándonos a un reto para nuestra aptitud física (necesario en toda actividad) sino que también estaremos elevando nuestra frecuencia cardíaca hasta la zona de quema de grasas, puesto que al trabajar entre 60% y 70% de nuestra frecuencia, las reservas del cuerpo se preparan para producir la energía que el cuerpo necesita para nuestros músculos.
Postura
Caminar adelgaza, pero para que sea realmente efectivo también hay que prestar atención a otros aspectos como nuestra postura, pisada, respiración y las condiciones del ambiente. Caminar para adelgazar no significa solo ir a hacer diligencias y esperar que, en el proceso, estemos quemando todas esas grasas de más. No. Lo prudente es que tengamos en cuenta, al menos, las siguientes variables:
• Buena pisada: ni muy larga ni muy corta, tienes que tener la pisada más natural posible. Si no eres capaz de identificarla, prueba caminar veinte pasos en dirección recta, hombros relajados, pecho abierto y mirada naturalmente hacia al frente. Si comienzas a balancearte o sientes tensiones en la espalda o en las piernas, significa que aún estás exagerando tu forma de pisar. Busca estar cómodo, solo esto te permitirá lograr un ritmo constante y rápido.
• Caderas: tu cadera y tu pelvis estarán moviéndose, quizá, más de lo normal pero no te preocupes: te acostumbrarás de inmediato. No exageres ese movimiento, también es natural y va supeditado al ritmo que llevas en la caminata. Deja que ocurra fluidamente y verás cómo tu cuerpo hace el trabajo solo.
• Postura ideal:
No solo debes vigilar lo mencionado anteriormente, procura mantener el tronco erguido con ayuda de tus abdominales para mantener alineada la parte baja de tu espalda sin poner rígidas tus caderas.
Recuerda que la cabeza debe estar neutralmente elevada, un buen truco es mirar a un punto fijo que se encuentre a 5 o 6 metros de distancia. ¡No mires completamente hacia el suelo!
Los brazos deben estar ladeados, aproximadamente en 90°, con un balanceo alternado que coincida con el movimiento de tus piernas. El movimiento ocurrirá naturalmente desde tus hombros. No cierres los puños, relaja tus dedos.
Respiración abdominal: como todo ejercicio aeróbico, necesitas el aporte de oxígeno para los órganos y músculos. Haz respiraciones abdominales profundas para elevar tu capacidad al respirar y, de esta manera, responder activamente al esfuerzo que implica caminar rápido.
Si complementas tu trabajo con constancia y una alimentación saludable, dentro de poco tiempo empezarás a ver resultados y te darás cuenta de que algo tan sencillo como caminar adelgaza.
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