Ventajas de caminar descalzo
Y caminar descalzo durante el invierno sobre una superficie cálida, por ejemplo, la moqueta o un suelo de madera en un lugar con calefacción puede ser una agradable sensación de libertad. Esta es precisamente una de las ventajas: el descanso que experimentas cuando aumenta la movilidad de tu pie, dedos y tobillo al descalzarte y caminar por tu salón.
Por otra parte, también mejora la circulación sanguínea gracias a ese sencillo gesto. Otra de las ventajas de caminar descalzo por casa es que mejoras tu postura corporal al caminar porque incluso la forma de cada pisada puede ser diferente cuando vas descalzo o calzado. Gracias a estos momentos en los que caminas libre de calzado tus pies también reciben estímulos que de otro modo no perciben. Es decir, de este modo, conectas de un modo natural con el suelo creando una agradable sensación de conexión.
Esta rutina también puede ser saludable para poder aliviar las molestias de una posible osteoporosis o artritis reumatoide. Caminar descalzo también es una rutina de higiene mental puesto que incluso eleva el estado de ánimo en aquellos días en los que te sientes decaído. No se trata de adoptar el hábito de caminar descalzo por pura costumbre durante todo el tiempo, sino de hacerlo, simplemente, unos minutos al día. Evita este gesto si tienes una edad avanzada.
Si temes resfriarte al caminar descalzo entonces, puedes elegir unos calcetines gordos para disfrutar de ese espacio de libertad en casa. Los pies son esa parte del cuerpo, que en muchos momentos, se convierte en la gran olvidada. Caminar descalzo también es una buena medida para prevenir los posibles problemas de sudoración o malos olores por el uso habitual del calzado.
Un gesto tan sencillo como llegar a casa y quitarte los zapatos puede quitarte de encima la sensación de un cansancio agotador acumulado a lo largo del día. Este gesto sereno también mejora la calidad del descanso nocturno. Pero especialmente, existe un motivo por el que caminar descalzo todos los días. Porque así alimentas a ese niño interior que te recuerda aquella etapa de tu vida en la que caminar sin zapatos era una rutina de juegos y risas.
Este gesto de caminar descalzo por casa también libera el estrés tan frecuente en nuestros días. Intenta no caminar descalzo por zonas que pueden ser más frías, por ejemplo, la baldosa de la cocina. Tampoco camines descalzo si tienes una tendencia habitual a resfriarte durante el invierno.
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