Existen diferentes teorías que relacionan el rendimiento con el nivel de activación, pero una de las que más repercusión en el ámbito deportivo es la teoría que se basa en el establecimiento de la zona óptima de funcionamiento, del reconocido psicólogo deportivo ruso Yuri Hanin. Uno de los aspectos más importantes que Hanin aporta en sus planteamientos es que existe una zona óptima de funcionamiento óptima individualizada. Bajo este prisma, además, cada uno de nosotros, en función de la tarea que debamos desempeñar necesitaremos un nivel de activación concreto, que será particular para cada uno de nosotros. De este modo niveles de activación inferiores a nuestra zona óptima de funcionamiento perjudicarán nuestro rendimiento, así como los niveles que estén por encima (ver Figura).
Si bien el establecimiento de la zona óptima de funcionamiento, según la propuesta de Hanin, implica seguir algunos pasos más complejos, os proponemos unos pasos más breves que podemos aplicar de una manera más sencilla, que nos pueden ayudar a tomar conciencia y a encontrar nuestro nivel de activación óptimo:
Piensa en una situación en la que hayas experimentado el mejor rendimiento deportivo y descríbela brevemente (anótala en un papel).
En base a la situación descrita, elabora una lista con un total de 5 emociones que describan cómo te sentías y que consideres que favorecieron el rendimiento en esta situación (p ej., calmada, feliz, dinámica, confiada, decidida, segura, tranquila, etc.). En este punto, si bien podemos pensar en emociones positivas, Hanin destaca que algunas emociones negativas pueden ser también favorecedoras del rendimiento.
Finalmente, determina, según en una escala de 0-10, la intensidad con la que experimentaste cada emoción en la situación descrita y anótala al lado de cada una de ellas.
Estos tres sencillos pasos nos pueden resultar útiles para conocer qué emociones son las que nos acompañan (y su intensidad) cuando estamos ante un estado de activación que nos predispone a un buen rendimiento.
¿Te animas a buscar tu chispa adecuada?
Por Eva Parrado - Experta en psicología deportiva para EDC