Hoy en día, debido a nuestro estilo de vida, sobrepasamos la capacidad que tiene nuestro cuerpo para depurarse. La ingesta de alimentos muy procesados, la sobrealimentación, el sedentarismo, la exposición a contaminantes como pesticidas, herbicidas, aditivos, etc., hacen que nuestros mecanismos de limpieza a través de los órganos depurativos como son el intestino (heces), el hígado, los riñones (orina), la piel (sudor) y los pulmones (respiración), no sean suficientes para eliminar las toxinas acumuladas.
Más allá de ser una moda, el ayuno es una herramienta terapéutica muy potente. Es un proceso natural, que también realizan los animales. Esta práctica consigue que el organismo se limpie y funcione mejor.
El primer beneficio es facilitar la eliminación de toxinas ácidas acumuladas. Es un proceso de limpieza, reciclaje y renovación celular, o lo que se denomina autofagia.
Cuando hacemos ayuno, dejamos de ingerir alimentos y esto permite a las células, órganos digestivos y de absorción descansar y ahorrar energía. Ahora nuestro cuerpo se centrará en depurar las células dañadas, sustancias inflamatorias y que generan toxicidad en el organismo en vez de digerir alimentos.
Además, el ayuno también nos ayuda a reducir la inflamación en nuestro cuerpo. Según un estudio presentado en las Sesiones científicas 2021 de la Asociación Americana del corazón, el ayuno intermitente puede reducir la inflamación crónica de bajo grado que se produce en todo el cuerpo. Esta inflamación está relacionada con enfermedades crónicas como problemas cardiovasculares, metabólicas e incluso varios tipos de cáncer.
La digestión estimula el sistema inmunitario. La comida no deja de ser algo extraño a nuestro cuerpo, y el organismo ha de identificarlo. Al no comer, dejamos que este sistema descanse y se potencian nuestras defensas.
La pérdida de peso y grasa visceral es quizás el beneficio más conocido que ha llevado al ayuno a la fama, pues ayuda a consumir menos calorías y aumentar el índice metabólico. En realidad, cuando dejas de comer, no dejas de alimentarte porque lo haces a partir de las reservas de grasa almacenadas.
Además, el ayuno tiene otros beneficios, para la salud, como:
Reducción de los niveles de insulina: El ayuno puede ayudar a las personas con prediabetes y diabetes tipo 2.
Herramienta antienvejecimiento: El ayuno puede reducir el estrés oxidativo, que es causado por moléculas inestables llamadas radicales libres. Estos radicales libres reaccionan con otras moléculas como la proteína y el ADN, y los dañan causando el desarrollo de enfermedades.
Mejora la salud cerebral: Facilita la producción de un factor de crecimiento del cerebro que ayuda a madurar neuronas de determinadas partes del cerebro y a generar mejores conexiones neuronales entre las células nerviosas. Esto nos da claridad mental, aumenta la creatividad y la inteligencia.
Fomenta la salud mitocondrial: ayuda a aligerar o prevenir la mayoría de enfermedades inflamatorias y degenerativas crónicas.
Da una sensación de vitalidad y energía. También conseguimos favorecer una mejora de la salud intestinal, un pilar vital de nuestra salud. Mejora la calidad del sueño
Hay muchos tipos de ayuno. Debe durar un mínimo de 12 horas, lo que se considera un ayuno fisiológico. El ayuno se debe individualizar y adaptarlo a cada persona, no vale hacerlo porque está de moda. Hay que tener en cuenta: el estado de salud física y emocional, los hábitos alimenticios y las adicciones (café, tabaco), las responsabilidades laborales y familiares.
Mis recomendaciones: Intentar cenar lo más temprano posible, no más de las 20:00 h, y empezar dejando 12 horas entre la cena y el desayuno, Por ejemplo: cenar a las 19:00 y no desayunar hasta las 07:00. Cuanto más larga sea la franja de no ingerir comida, mayores beneficios se producen en el cuerpo. Puedes ir alargando las horas hasta 16-18.
Comenzar a practicar el ayuno cuando estés más tranquilo, no cuando estés sobrecargado de trabajo, puede ser beneficioso para ti. Pueden ser buenos momentos para empezar, después de periodos de excesos, como pueden ser las vacaciones de verano, o en Navidad.
El ayuno está contraindicado si hay extremada delgadez y otros trastornos alimentarios, como la anorexia. O personas muy ancianas con arteriosclerosis cerebral o insuficiencia renal o hepática. Tampoco embarazadas.
Espero que este artículo te haya sido útil y te animes a practicar el ayuno como parte de tu rutina para sentirte mejor.
¡Te deseo salud!