Si quieres madurar y avanzar en la vida debes asumir riesgos. Si te quedas en lo confortable y conocido, no te expondrás a nada. Las cosas seguirán tal como están, no habrá fracasos, ni cambios.
Si estás satisfecho con tu vida tal como está, puedes seguir en ese estado de cosas por siempre. Pero, si no lo estas, eso sí entraña un problema. En ese caso lo deseable es que des ese salto a lo desconocido y asumir riesgos.
¿Qué debes tener en claro antes de arriesgarte?
Definir cuáles son tus metas
Antes de asumir cualquier riesgo debes tener en claro cuál es la meta que quieres alcanzar. El asumir riesgos porque sí, sin tener ninguna motivación no tiene sentido.
Alguien asume un riesgo cuando está convencido, cuando realmente desea alcanzar una meta, de lo contrario el estímulo no será suficiente para dar el impulso que se necesita.
Pero para alcanzar tu meta, esta debe ser clara y definida. Al proponerte una meta debes especificar cuál es esa meta. Debe ser algo concreto, específico y sobre todo posible.
Al definir tus metas debes analizar las variables. También los pro y los contras y cuál es la posibilidad que se produzcan los unos y los otros. Esto no es hacer futurología, es evaluar hacer si se quiere un estudio del riesgo y el impacto que los resultados tendrán en nuestra vida.
Investiga y busca información
Al cuando se toma un riesgo se debe estar informado no sólo sobre el paso que se va a dar. También cuales son los trámites, o requerimientos que debemos cumplir en el proceso. Por ejemplo si quieres montar tu propia empresa, o comenzar tu propio negocio tendrás que informarte sobre cuál es la documentación que necesitas, los requerimientos legales, etc.
Es imposible saber y controlar todos y cada uno de los pasos que tiene el proceso. En esos casos para no paralizarte, y desistir de tomar el riesgo, debes buscar ayuda o asesoramiento profesional. De esa manera tendrás mucha de la información que necesitas para continuar el proyecto.
En el posteo siguiente continuaremos tratando este tema en profundidad, para que puedas asumir riesgos y saber cuándo y cuánto debes arriesgarte.
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