Puede incluso que algunos lo relacionen con el infarto de miocardio, sin embargo son dos cosas distintas. En la angina de pecho el dolor se debe a una falta de oxígenos transitoria en las células del corazón debido a una obstrucción parcial de las arterias, mientras que en el caso del infarto la falta de oxígeno es mayor y se produce necrosis (muerte) en las células miocárdicas.
Se puede producir por diversas causas, como el estrés prolongado, malos hábitos alimenticios, cansancio, obesidad, colesterol o frío extremo. Generalmente va precedida de un estado emocional sobreexcitado y que incrementa la frecuencia de bombeo. En cualquier caso, las arterias del corazón no reciben la cantidad de sangre que necesitan y se transmite al cerebro un mensaje en forma de dolor agudo como si fuera una llamada de emergencia.
Suele afectar más a los hombres que a las mujeres, pero en ambos casos pasados los 30 años (más aún en el caso de las mujeres). Cuando se sufre una angina de pecho, se siente un dolor intenso en el tórax, como si algo oprimiera el esternón. También se extiende en ocasiones hacia los brazos. No suele durar más de cinco minutos, aunque la sensación de pesadez permanece algunos más. Los que la padecen suelen sufrir casi inmediatamente excesiva ansiedad y sudoración.
No se trata de una enfermedad como tal, sino la consecuencia a un mal estado de las arterias coronarias. Por lo que para prevenirla, lo que hay que hacer es disminuir los factores de riesgo y las situaciones que nos conducen a él. Por tanto, reducir el sobrepeso, seguir una dieta equilibrada, abandonar hábitos como el tabaco o el consumo excesivo de alcohol y realizar actividades cardiosaludables, son medidas que ayudarán a la prevención. La actividad física no puede ser desmesurada y debe hacerse acorde con lo que el médico nos recomiende, pero tampoco puede llevarse una vida sedentaria.
Solo se pueden diagnosticar daños en el corazón u otras enfermedades que puedan causar una futura angina de pecho (hipertiroidismo o anemia) por forzar al corazón a latir más rápido. Uno de los medicamentos más efectivos es la nitroglicerina (en pastilla), que consigue dilatar las arterias para mejorar el riego y suaviza el dolor en minutos. También se utilizan betabloqueantes, cuya función es neutralizar la estimulación que la adrenalina causa en el corazón para que este vaya más despacio y baje la tensión arterial. En último término, no quedaría más que la cirugía, bien mediante un by-pass o introduciendo un cateter para implantar un balón que desbloquee la arteria y mejore el flujo sanguíneo.
Texto de Pablo Girón
¿Ya conocían de que se trataba? ¿prestan atención a la salud de su corazón?
Fuentes: Facilisimo.com y Tuotromedico.com