¿Entonces qué ha sucedido? El tiempo, tic tac, tic tac. Las cosas cambian y de repente te conciencias de que el coco tiene unas propiedades increíbles. Es posible que ya sepáis que tiene un alto contenido en minerales y vitaminas que le confieren numerosas propiedades antioxidantes, diuréticas, reparadoras y energéticas, entre otras. Lo podemos encontrar en diversas formas y tipos de productos. Se puede encontrar en forma de agua, leche, aceite, rallado Lo consumimos en la alimentación, siempre de forma moderada debido a su alto contenido en calorías, y también se usa para la fabricación de cosméticos y productos capilares.
En este artículo me voy a centrar en el aceite de coco. Para mí es un producto básico que no debería faltar en los hogares, por la riqueza de sus propiedades y por la cantidad de usos que se le puede dar.
Como cualquier aceite, tiene funciones básicas en la alimentación como pueden ser aliñar sabrosas ensaladas o untar en tostadas para el desayuno o la merienda, con el valor añadido que este aceite en particular nos aporta. Es uno de los mejores aliados para cocinar puesto que es uno de los aceites que menos se transforma con el calor, como sucede con otros. Éste es un punto esencial puesto que es preferible conservar siempre al máximo los componentes de cada alimento.
Y cómo no, las estanterías del baño le tienen reservado un lugar. Perfecto como crema hidratante para la piel y el cabello, se lleva un 10 entre mis productos preferidos para los cuidados personales. En crema para cuerpo, manos y cara se puede aprovechar su acción hidratante y reparadora. Una mascarilla de aceite de coco en el cabello, ya sea durante unos minutos antes del baño o durante la noche anterior, os dejará un pelo hidratado, suave y luminoso. Una pequeña aplicación como crema de labios especialmente en invierno os ayudará a lucir unos labios naturalmente irresistibles. Puede servir incluso como pasta de dientes. Y al final del día, nada como unas gotitas de aceite de coco para desmaquillarse.
No hay que olvidar que puede integrarse en númerosos cosméticos como un ingrediente más, por ejemplo, cuando fabricamos nuestro propio gel de baño casero.
También tiene algún que otro uso más peculiar. Concierne especialmente a los niños, en esos bochornosos periodos escolares en que se ven contagiados con algún que otro piojo. Y sí, esas cosas pasan. Una aplicación de aceite de coco en el cabello, cubriendo después la totalidad con un pañuelo, y conseguiréis asfixiar a los desafortunados bichitos. Operación a repetir varios días en caso de duda.
Y con esto, espero al menos que aquellos que aún no estabais convencidos os empecéis a plantear su uso.