Encontramos consejos para una alimentación saludable por todas partes. Pero eso no significa que sean buenos consejos. Las investigaciones sobre nutrición pueden ser algo confusas y siempre están cambiando. Añádele a esto los titulares sensacionalistas y la velocidad a la que se difunde la información, y no es de extrañar que los consejos de nutrición o las sugerencias que recibes de un amigo sean poco sólidas. En el mejor de los casos, seguir un mal consejo significa evitar innecesariamente nuestras comidas favoritas. En el peor de los casos, terminas eligiendo la opción menos saludable mientras piensas que estás tomando la mejor decisión.
Vamos a ver ocho mitos sobre la alimentación saludable que necesitan desaparecer cuanto antes.
8 mitos sobre la comida en los que tienes que dejar de creer
Mito #1: Las yemas de huevo son perjudiciales para tu salud
El colesterol dietético ha sido acusado erróneamente de elevar nuestros niveles de colesterol en la sangre durante años. Cada vez está más claro que las grasas saturadas y las grasas trans son más influyentes en el aumento de los niveles de colesterol en la sangre. Y aunque los huevos -incluidas las yemas- son altos en colesterol, son relativamente bajos en grasas saturadas. Se han realizado muchas investigaciones en los últimos años, y el veredicto es que todo el huevo puede ser parte de una dieta saludable y, en la mayoría de las personas, no afectan significativamente a los niveles de colesterol o el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
Mito #2: El café es deshidratante
Sí, el café es un diurético (alias, promueve la producción de orina), pero es extremadamente suave. También contiene mucha agua y por lo tanto cuenta para la ingesta diaria de líquidos. La cantidad que se necesitaría para deshidratarnos es más de lo que nadie debería estar consumiendo en un día, es decir, si tomas dos o tres tazas al día, tus niveles de líquidos no se verán afectados para nada.
Mito #3: El azúcar natural es diferente de los azúcares añadidos
El azúcar es el azúcar. A nivel molecular, el azúcar de una manzana es el mismo que el azúcar que ponemos en una taza de café. Puede haber una diferencia en la forma en que nuestro cuerpo descompone el azúcar cuando se combina con otros nutrientes como la fibra y las proteínas, pero simplemente que sea natural no es suficiente. El azúcar en una fruta entera viene con fibra y ayuda a retardar la digestión y a prevenir los picos de azúcar en la sangre. Esto es mejor que el azúcar que no contiene otros nutrientes, pero cuando exprimimos zumo y lo bebemos, o nos tomamos una macedonia de frutas, nuestro cuerpo reacciona de la misma manera que lo haría con el azúcar de una Coca-Cola.
Mito #4: Los alimentos son saludables solo por ser orgánicos
La palabra “orgánico” viene con un gran halo de salud a su alrededor, como si todo lo que lleva la etiqueta fuera automáticamente bueno para ti. La verdad es que los bocadillos orgánicos siguen siendo bocadillos. Comerlos en exceso no está bien de repente porque cumplen con los requisitos de una etiqueta orgánica.
Las galletas, patatas fritas y dulces orgánicos tienen la misma cantidad de azúcar, grasa y calorías vacías que las versiones no orgánicas.
Lo que debemos es elegir versiones orgánicas los alimentos que típicamente tienen la mayor cantidad de pesticidas, ya que es una buena manera de reducir la exposición química.
Mito #5: La Margarina es siempre mejor opción que la mantequilla
La margarina se vuelve popular en la era de las grasas malas, pero muchas en realidad contienen grasas trans, que son peores que las grasas saturadas naturales en la mantequilla. La lista de ingredientes de la mantequilla es corta y dulce y no contiene ingredientes adicionales para compensar la falta de sabor.
No toda la mantequilla falsa es mala, pero hay que tener cuidado con lo que se compra. Busca siempre aquellos productos que tienen aceite de oliva para obtener una buena dosis de grasa vegetal saludable.
Mito #6: Las ensaladas son siempre la opción más saludable del menú
Uno pensaría que elegir la ensalada es seguro. Pero todos los complementos apilados sobre una cama de lechuga pueden hacer que el azúcar, la grasa y las calorías cuenten tanto como la deliciosa hamburguesa que estás tratando de evitar. Ten cuidado con los aderezos de las ensaladas: aderezos cremosos embotellados; queso; trozos de pan; o frutas secas endulzadas. Otros ingredientes, como el aguacate y las nueces, son saludables en pequeñas cantidades, pero por lo general se sirven en porciones demasiado grandes. Para asegurarte de que tu ensalada sea lo más saludable posible, busca una con verduras de hojas verdes, proteína (el pollo frito no cuenta), una pequeña porción de grasa saludable y un aderezo a base de aceite a un lado. El aceite ayuda a absorber todos los nutrientes solubles que estamos comiendo y nos mantiene alejado del aderezo cremoso calórico.
Mito #7: Las versiones bajas en grasa son mejores que las originales
Si todavía estás comprando variedades bajas en grasa de alimentos naturalmente grasos, es posible que te estés haciendo un flaco favor. La grasa es una parte necesaria de una dieta saludable. Necesitas grasa en tu dieta. La grasa no está mal. La grasa no va directamente a las caderas. Cualquier caloría extra que consumas y que tu cuerpo no pueda usar puede convertirse en grasa corporal, no sólo en grasa dietética. Sin embargo, la grasa es más densamente calórica, lo cual es tanto una bendición como una maldición. Debido a que la grasa es tan rica en calorías, también es muy satisfactoria. Eso es bueno porque idealmente significa que podrías comer conscientemente o usar una pequeña cantidad para sentirte lleno. Esto también significa que necesitas vigilar el tamaño de tus porciones. Cuando se elimina la grasa de los alimentos, generalmente se reemplaza por azúcar o sal, por lo que es importante leer la lista de ingredientes antes de elegir la versión adulterada.
Mito #8: Todo son ventajas al dejar el gluten
Comer sin gluten no es necesariamente más saludable si no tienes una enfermedad celíaca o intolerancia/sensibilidad al gluten. También es importante tener en cuenta que no todos los alimentos sin gluten se crean de manera igual o saludable. Los panes sin gluten y los productos horneados pueden seguir utilizando harinas refinadas y pobres en nutrientes. También pueden tener un alto contenido de azúcar. Si crees que podrías ser sensible al gluten o tener cualquiera de los síntomas de una enfermedad celíaca, consulta a un médico especialista para que te haga una prueba. Si los productos de trigo no te hacen sentir mal, quitártelos no te va a hacer una persona más saludable.
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