Mentira número 1: El perfil psicológico en la televisión.
El perfil psicológico de un criminal en las series de televisión parece ser una manera perfecta y rápida de atrapar a un criminal. Pero lo cierto es que encontrar el perfil psicológico de un criminal no sirve de mucho en la realidad. Pese a que realmente existen esos perfiles, para que sea fiable y real ese perfil psicológico se necesita una cantidad de información sobre la persona enorme, prácticamente imposible de obtener únicamente fijándote en la forma en la que mata. Algo que descubren fácilmente en las series.
Para que veas el problema, un asesino organizado puede ser desorganizado dependiendo de las circunstancias del asesinato, sucesos inesperados que le hagan cambiado todos sus planes y tener que improvisar, etc. No somos robots, es imposible predecir o capturar a un asesino utilizando una base psicológica tan sencilla.
Mentira número 2: A más recompensa, más motivación.
Este es un error que cree todo el mundo popularmente. Se piensa por ejemplo que para que un niño pequeño se coma el plato de verduras basta con premiarle después. De la misma forma que cuando entrenas a un perro, que por cada vez que te da la pata le das una recompensa.
Fácil, él hace una acción y le recompensamos y reforzamos su comportamientos continuamente. Funciona, por supuesto, pero no es el mejor método para reforzar un comportamiento.
Lo mejor para que se adapte un hábito usando el reforzamiento positivo son los premios aleatorios. Recompensando sólo en ocasiones dicho comportamiento. De otra manera, se crea un hábito de que siempre estará ese estímulo positivo presente, y si un día deja de premiarse, el hábito perdera fuerta ya que tiene asociado un refuerzo. Esa persona considerará injusto dejar de recibir ese premio ya que se ha acostumbrado a recibirlo siempre, lo que se vuelve contraproducente al final.
Mentira número 3: El síndrome de Tourette.
Existe un gran mal entendimiento de esta enfermedad. Se ha generado la creencia de que todas las personas con este síndrome les da por insultar descontroladamente. En gran parte por representaciones como la chica que aparece en la película “el gigoló” y muchas otras. El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico en el que se observa en el cuerpo temblores o espasmos y rara vez provoca los populares impulsos de insultar. Aunque puede darse, no es lo habitual lejos de lo que pueda parecer.
Mentira número 4: La crisis de los 30.
Se acepta popularmente que cuando se está rondando la treintena, se entra en una crisis existencial. Siendo lo normal pasar a deprimirte pensando que sus mejores años ya no están. Lo cierto es que llegar a los 30 no provoca ninguna crisis. Ni a los 40 a los 50. No existe ninguna edad específica para esa crisis.
Aunque es cierto que se da en algún momento, son crisis existenciales en el sentido de que nos planteamos qué queremos hacer con nuestra vida. Son momentos que se convierten en cambios de rumbo y prioridades, y pueden darse en cualquier edad. Es una crisis vital, que depende de las circunstancias de cada persona, y no de la edad que se tenga.
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