Además del lenguaje oral y escrito, los humanos usamos el lenguaje corporal. Este se caracteriza por algunos gestos, pausas y giros que incluimos en nuestro discurso, a veces en forma involuntaria, que a veces contradicen lo que estamos diciendo.
Siempre debe tomarse como buena la respuesta que da el lenguaje corporal, ya que no la manejamos conscientemente, y no la del lenguaje hablado, en el que es más fácil mentir.
Ya vimos varios consejos para descubrir si te mienten, hoy pasaremos a dar 7 claves para que siempre lo tengas en cuenta a la hora de conversaciones importantes.
Descubriendo la mentira…
Clave 1: Al contestar, repiten tu pregunta.
Cuando una persona necesita construir una respuesta falsa, que parezca creíble, debe hacerse de algún tiempo para pensarla. Es por eso que recurre a repetir la pregunta, como una forma de ganar tiempo. El ejemplo típico sería:
Madre: Te llamé a casa de Javier, anoche. Él no estaba, y se suponía que los dos iban a ir a estudiar a su casa. ¿Dónde estabas?
Carlos: ¿Anoche, me llamaste? ¿Me preguntas adonde estaba yo?
Una variante de este indicio es cuando se complementa la respuesta con la pregunta que se nos hizo. Es decir, no se repite la pregunta literalmente, pero se la agrega a la respuesta, que debería ser sencilla.
Por ejemplo:
Profesor: ¿Ha leído todo el texto para hacer este trabajo práctico?
Alumno: Sí, profesor, he leído todo el texto.
Poco creíble, ¿verdad?
El incluir parte de la pregunta en la respuesta, como una coletilla, es señal de que queremos sonar convincentes, precisamente porque estamos mintiendo. La respuesta normal sería "Sí, profesor", de otro modo.
Clave 2: La persona se toca la boca, o la nariz
Dado que los gestos adultos son, en realidad, los gestos de los niños, evolucionados, podemos afirmar que el tocarse la boca o la nariz es el equivalente adulto de taparse la boca de los niños. Un gesto de incredulidad cuando están oyendo algo malo, o una mentira escandalosa.
En general, la zona de nariz y boca está exenta de picazones alérgicas, por lo que, si una persona que nos está diciendo algo, se toca la punta de la nariz, o la comisura de los labios, es casi seguro que nos está mintiendo.
Clave 3: Tu interlocutor empieza a transpirar
Cuando presiente que estás en peligro, tu sistema límbico provoca la sudoración necesaria para refrescar tu cuerpo ante la actividad física que supone inminente. Imagínate, por ejemplo, que ves a un león, en el medio de la selva. La respuesta lógica sería salir corriendo. El sistema límbico comienza a refrigerar el cuerpo antes de que empieces a correr, asegurando que la refrigeración esté lista cuando se la necesite.
Cuando una persona miente, y trata de convencernos de alguna falsedad, su sistema límbico cree que está en peligro, y hace que esta comience a transpirar.
Clave 4: Ojos escrutadores
La persona que intenta engañarte estará constantemente observándote para ver si das indicios de estar creyendo lo que te dice. Es decir, te mirará fijamente, todo el tiempo, en parte como posible refuerzo de la idea de veracidad, al no evadir tu mirada. En realidad, te está observando para ver si das signos de creerle.
Clave 5: Justificaciones innecesarias
Cuando se interroga a una persona, ésta debe ser categórica con sus respuestas. Y no dar más que un sí o un no, de ser necesario. Todo agregado da la impresión de ser una respuesta preparada con el fin de inducir al interrogador a creer una mentira.
Por ejemplo:
Fiscal: En el momento del robo, ¿dónde estaba Usted?
Acusado: En el restaurante Plaza, con Roberto y Sofía.
Si por algún motivo no resulta posible probar que Roberto y Sofía estuvieron con el acusado todo el tiempo, este tendrá problemas. Si contestara, simplemente, en el restaurante Plaza, sin agregados, su respuesta sería más creíble. De otro modo, nos está haciendo creer que tiene a dos testigos de ello, que pueden haber sido preparados.
Clave 6: Bajar la voz y tragar saliva
Estas dos actitudes son típicas en una persona que está nerviosa. Y, si estuviera diciendo la verdad, ¿por qué estaría nerviosa?
Clave 7: El alivio al terminar el interrogatorio
Si la persona a la que estamos interrogando expresa alivio al terminar el interrogatorio, a través de gestos como relajar los hombros o exhalar una gran bocanada de aire, es casi seguro que nos ha mentido en algo.
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