#1. Cambia la pasta por espaguettis de calabacín, o de zanahoria, o de boniato… Yo así me di cuenta de que en realidad no me gustaba la pasta, si no el acompañamiento (boloñesa, pesto rojo o verde…):
#2. En lugar de arroz, usa coliflor. Conozco pocas verduras tan útiles como la coliflor: sirve como sustituto del cuscús, del arroz, para hacer purés.Una joya.
#3. Cambia la leche de vaca por leche de coco o leche de almendras. Si no quieres o no puedes consumir lácteos, las leches vegetales son una gran opción. Si las compras , comprueba que entre los ingredientes no incluyan azúcar u otros edulcorantes.
#4. En lugar de azúcar, puedes usar miel, azúcar de coco o compota de manzana (sin abusar) y siempre y cuando no tengas diabétes, en cuyo caso, mejor
#5. En lugar de harina de trigo, usa harina de frutos secos (avellana, almendra, anacardos…), harina de coco o harina de tapioca:
#6. En vez de sal refinada, usa sal marina o sal del himalaya. Para refinar la sal, se suelen añadir agentes antiaglomerantes para evitar que se formen grumos, yodo, y ciertos compuestos de flúor, además de someterla a altas temperaturas. El resultado es de baja calidad y no muy bueno para la salud.
#7. En vez de aceite de girasol u otros aceites vegetales, usa aceite de oliva, o aceite de coco, o ghee. El aceite de girasol, muy usado por ser una alternativa barata, tiene muy alto contenido en Omega-6 (pro-inflamatorio), que si no compensamos con consumo de Omega-3 puede ocasionarnos problemas.
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