¿Te gustaría disfrutar de la vida moderna sin comprometer la expresión de tu genética ancestral? ¿Es posible tener el jamón y el dinero del jamón?
Pienso que es posible, pero para conseguirlo debemos caminar por un sendero muy estrecho y aprender a utilizar la tecnología moderna de forma estratégica. Si lo conseguimos, es muy posible que tengamos más salud y más longevidad que el mejor de nuestros ancestros.
Aquí te traigo varías técnicas y artilugios modernos para ayudarte en esa lucha diaria que todos tenemos por mantener una básica coherencia evolutiva.
Los 6 biohacks neolíticos
1. Irrigador dental
Decía Hipócrates que la digestión es la base de la salud. Y, ¿dónde empieza la digestión? En la boca. Por desgracia, parece que el cuidar de la salud es algo de cuello para abajo, excepto en la consulta del dentista, donde es al revés. Allí da igual si pesas 300 kg mientras tengas una buena sonrisa. Es el problema del reduccionismo en la medicina…
Éste es mi primer consejo. Después de quitarte los empastes de mercurio por otros más biocompatibles, lo siguiente que tienes que hacer es invertir en un irrigador dental. La realidad es que cepillarse no es suficiente, y si quieres mantener tus encías sanas debes usar la seda dental dos o tres veces al día. Pero, ¿quién tiene tiempo y ganas para eso? Yo no. Por eso, aunque siempre salía motivado a usarla después de la regañina típica de
la higienista, al final nunca lo hacía y mis encías sufrían.
Entonces, descubrí que hay una manera rápida y efectiva de limpiar los surcos de las encías (1) donde las bacterias se atrincheran causando inflamación, sarro y contribuyendo a las caries. Se trata de los irrigadores dentales.
Pero no hagas como mi padre y te compres la versión más barata. La calidad importa. Te recomiendo la marca “WaterPik”. La diferencia se paga, pero tus encías te lo agradecerán.
2. Ducha variando la temperatura
A veces las cosas más efectivas son las más simples. Nuestros ancestros estaban expuestos a los rigores de la naturaleza, y si tenían que cruzar un río o ir a recolectar en pleno verano pues lo hacían. Sólo había un termostato: el sistema nervioso central que regulaba constantemente la temperatura corporal.
Nosotros, en cambio, siempre nos estamos quejando de los cambios de temperatura. Sí, ya sé que muchas veces es una forma de romper el hielo, pero el frío y el calor son buenos para mantener la “flexibilidad térmica.” Por eso, cuanto te duches cambia de agua fría (no, templada no vale) a caliente varias veces (intervalos de 30-40 segundos). Esto lleva la circulación hacia la zona interna de los órganos (con el frío) o hacia los tejidos superficiales (con el calor) haciendo un efecto de “acordeón” muy bueno para detoxificar, nutrir y tonificar todos los tejidos.
Los beneficios de hacer esto (si no tienes presión alta o problemas cardíacos) son muchos, pero por mencionarte algunos te diré que:
Estimula el sistema inmune (olvídate de los catarros)
Mejora la recuperación muscular
Ayuda a la detoxificación linfática
Aumenta la secreción de hormonas esteroideas (2) y la fertilidad
Por último, y no menos importante, cultiva la fuerza de voluntad
Por cierto, si quieres mejorar la calidad del agua de tu ducha, te recomiendo un filtro para reducir el cloro. Tu piel y tu cabello te lo agradecerán y la inversión es muy poca.
Sigue tu régimen de duchas frías/calientes también en el invierno (grita si hace falta). Sal de tu zona de confort, y nunca más te quejes por el tiempo, aprende a disfrutarlo y ver su lado saludable.
3. Pantalla de ordenador
¿Tienes un portátil? No te voy a decir que lo tires, pero sí que aprendas a utilizarlo correctamente. El ordenador portátil es para usarlo de vez en cuando durante poco tiempo. ¿Por qué? Porque fuerza el cuello a soportar el peso de la cabeza fuera de su alineamiento normal.
En esta posición se ejerce gran presión sobre los discos intervertebrales de la zona cervical. Bajo esta fuerza compresiva los discos van perdiendo poco a poco su capacidad de amortiguación y, antes o después, se deforma la curvatura natural del cuello (lordosis). Aquí es cuando empiezan las tensiones (de cuello y espalda) que más tarde desembocan en pinzamientos nerviosos.
Seguramente hayas visto a James Bond acabando con sus enemigos con un simple (y siempre silencioso) giro en el cuello. No es de extrañar, toda la información nerviosa del cuerpo pasa por allí y un desequilibrio mecánico puede afectar no sólo músculos, sino también órganos vitales.
Observa la espalda y posición de la cabeza de un niño de 5-6 años. Ahora, compárala con la de un anciano de la calle. Ése es nuestro futuro a menos que trabajemos de forma activa para evitarlo.
Por desgracia nadie presta atención a esto de la “higiene mecánica” hasta que es demasiado tarde. Así que ya sabes, evita estos daños acumulativos que afectan tu sistema nervioso. Cómprate una pantalla de ordenador ya y sitúala a la altura de tus ojos. Deja de mirar Facebook en tu teléfono con el cuello torcido y camina por la calle como si fueras el dueño (no mirándote los pies), erguido y sonriendo a los que pasan.
4. Filtro de luz azul
Y hablando de ordenadores y teléfonos. Hay otro problema con esto de vivir en las ciudades del siglo XXI: la luz azul.
Ya sabes que el espectro de onda visible está compuesto de los siete colores. En la naturaleza, la luz blanca natural contiene las distintas longitudes de onda de forma armónica. Sin embargo, las pantallas digitales alteran la composición natural para resultar más brillantes y atractivas. ¿Cómo lo hacen? Aumentando la porción de onda azul de la luz.
Hasta aquí todo bien porque a todos nos gusta ver nuestra peli favorita en estas hipnóticas pantallas. Pero es que nuestros ojos están hechos para ver con luz, no para mirar a la luz.
Los urbanitas del siglo XXI pasamos entre seis y ocho horas al día mirando esto tipo de pantallas (3). Esto no sólo es perjudicial para la salud ocular a largo plazo, sino que también perjudica la calidad del sueño al disminuir los niveles de melatonina (4).
Me imagino que al mirar directamente a la luz (tu pantalla), el cuerpo entiende que todavía no es de noche y no es hora de dormir. El sueño es la mejor de las medicinas, así que es fundamental que te tomes esto en serio.
La mejor solución es la abstinencia: dejar de mirar ordenadores y teléfonos 2-3 horas antes de irse a la cama. Pero si no tienes las ganas o la fuerza de voluntad para hacerlo hay otras opciones. Puedes instalarte una aplicación como “f-lux” en tu ordenador (automáticamente reduce la luz azul de tu pantalla según la hora) y/o comprarte un filtro adhesivo de luz azul para el teléfono.
Otra forma de reducir la contaminación lumínica en casa a partir de cierta hora es usar velas en lugar de bombillas o llevar gafas de sol (con filtro de luz real) para que el cuerpo sepa realmente qué hora es.
Cualquiera de estas ideas es buena para reducir la confusión circadiana que sufre el cuerpo.
5. Optimiza tu magnesio
Aunque el magnesio es el electrolito menos abundante en el suero humano, es un cofactor necesario en más de 300 reacciones bioquímicas: desde el mantenimiento muscular y del tejido nervioso hasta la regulación de la presión sanguínea o el sistema inmune.
Resulta que al menos un 40% de la población occidental tiene un nivel subóptimo de magnesio (5). Esto se relaciona con todo tipo de enfermedades neolíticas, desde diabetes de tipo dos e hipertensión hasta glaucoma o alzhéimer (6).
Hasta aquí las malas noticias, ahora las buenas. Suplementar con magnesio es muy fácil y algo que recomiendo a todo el mundo. Empieza poco a poco hasta llegar a la dosis recomendada (dependiendo del producto). Y si tienes dudas o problemas renales consulta con tu farmacéutico.
Hay hasta nueve tipos de compuestos de magnesio que se diferencian por su concentración y biodisponibilidad, pero aquí te traigo tres opciones buenas para simplificar:
Cloruro de magnesio: alta biodisponibilidad aunque concentraciones moderadas de magnesio. Yo lo uso como aceite transdermal casi todos los días.
Sulfato de magnesio: baja concentración y biodisponibilidad. Más conocido como sales de Epson. También tiene sulfuro como bonus, así que no es una mala opción. Genial para remojar los pies viendo la tele o darse un baño relajante.
Ororato de magnesio: probablemente el compuesto con mayor biodisponibilidad. Suele ser más caro y difícil de encontrar.
Si quieres alcanzar tu máximo rendimiento y potencial debes darle al cuerpo los bloques de construcción que necesita. El magnesio es sólo una de las deficiencias más comunes (junto con la vitamina D, zinc, calcio…) aunque una fundamental que es fácil de resolver. Ahora ya lo tienes claro, toma nota.
6. Variabilidad del ritmo cardíaco
Soy el primero que lo admite, en muchas ocasiones me he sentado a meditar o hacer respiraciones y he acabado repasando la agenda del día o acordándome de la última discusión con la jefa. Meditar no es fácil para muchos occidentales, pero es una inversión que merece la pena dados sus probados beneficios (7).
Pero, ¿cómo sabes si su práctica te está ayudando realmente a relajarte?
Hasta hace muy poco no había forma objetiva de saberlo, pero hoy día es posible con el biofeedback. Se trata de cuantificar ciertos parámetros biológicos que te informan de lo que está pasando en tu cuerpo en tiempo real.
Hay varios métodos, pero el más “a pie de calle” es la variabilidad del ritmo cardíaco (heart rate variability, HRV) que mide la regularidad de los latidos del corazón.
Independientemente de la frecuencia cardíaca, se ha observado que una mayor regularidad (ritmo, podríamos decir) se correlaciona con una mejor coherencia entre el corazón y el sistema nervioso.
Cuando estamos más alterados (enfermos, tras un intenso entrenamiento o cuando tenemos ansiedad) el cuerpo entra en estado simpático (estresado) donde la coherencia cardíaca con el sistema nervioso es menor. En cambio, cuando estamos más relajados la coherencia aumenta y el sistema parasimpático está más activo. Éste es el estado más anabólico e idóneo para la recuperación.
Por ejemplo, yo recomiendo hacer ejercicio intenso sólo si apetece y la energía es buena, no porque toca ir a “machacarse.” Pero a veces esto de escuchar el cuerpo es difícil. Entonces, el tomar en cuenta el biofeedback de HRV puede ser interesante. No es un oráculo, pero es una variable más a tener en cuenta.
En tu teléfono puedes bajarte aplicaciones como “Stress Check” (de Azumio) o “Elite HRV” para ir familiarizándote con el tema. Y cuando quieras invertir en un aparato de mayor precisión y llevar esto al siguiente nivel visita la web de “HeartMath”, que es la institución que más investigación ha hecho sobre el tema y tienes los mejores aparatos de biofeedback.
Todos conocemos el denominador común del mundo moderno: el estrés. Son muchos los que sufren sin saberlo de fatiga adrenal y otros problemas hormonales por no saber reconocer las señales del cuerpo. Por eso, el incorporar una práctica proactiva de meditación o respiración no es sólo para los más hippies.
Con la ayuda del HRV puedes, además, “sintonizar” mejor con tu corazón y el estado de tu sistema nervioso. ¡Genial! ¿no? Escucha tu corazón, literalmente.
Conclusión
El mundo moderno tiene muchas oportunidades, pero también muchos peligros. Nunca antes nos habíamos enfrentado a una variedad de posibilidades tan grande, con el riesgo que ello implica. Cada elección tiene una consecuencia y no todos los caminos llevan a Roma. Por eso es fundamental el reconocer la información que tiene un valor real y, además, no caer en la parálisis por análisis sino aplicar el conocimiento una vez entendido.
Los 6 biohacks que te he traído hoy son sencillos, pero sin duda te pueden ayudar en tu camino hacia una salud y un bienestar superior. Ése es mi deseo.
The post 6 biohacks al alcance de todos para optimizar tu salud appeared first on Salud Estratégica.