Estoy harta de ver tantísimos “expertos” machacando la idea anticuada y falsa de que lo que engorda es el total de calorías que consumes. ¡Eso es FALSO!
Pero con todo y lo falso que es, lo dicen médicos, nutricionistas, entrenadores personales y hasta el perro de la vecina. Bueno, que lo diga el perro de la vecina no me importa… ¿pero que lo diga un médico? La verdad es que es triste. Y desesperante.
Porque eso no sólo demuestra que estos “expertos” están bastante desactualizados y son absolutamente obtusos, negados totalmente a escuchar nuevas ideas y nuevos conocimientos que surgen cada día gracias a las investigaciones científicas en nutrición y dietética. Sino que además el afianzar esta creencia falsa trae cualquier cantidad de consecuencias negativas para las millones de personas que necesitan perder peso y se creen el cuento de que la solución está en “comer menos”.
Hacerle creer a la gente que están gordos porque comen “más de la cuenta” no sólo les echa la culpa a ellos (es básicamente llamarles glotones y flojos, como lo expone Gary Taubes en su libro “Cómo Engordamos – Y qué hacer al respecto”), sino que además promueve el consumo de productos “light” y “cero calorías” que no son NADA saludables.
Y es por eso que este tema me hace hervir la sangre… no es sólo un mito anticuado, es un mito que hace daño.
Las Calorías Son un Mito
A ver, antes de que empiecen a convulsionar muchos por ahí y me empiecen a crucificar, aclaro que no estoy diciendo que las calorías no existan ni que no sean importantes.
Las calorías sí que existen. Son la forma en que se mide la energía dentro de nuestro cuerpo. Podemos obtener esa energía a partir de alimentos que consumimos, la guardamos en nuestras moléculas (y esas moléculas las guardamos en nuestras células), y la usamos cada vez que se necesita hacer algo (desde movernos hasta respirar o hacer latir el corazón).
Las calorías son una forma de medir la energía en el cuerpo.
Lo que quiero decir que es un mito es el hecho de que si estamos delgados o si engordamos es porque comemos más o menos calorías.
Déjame explicarte por qué eso es un mito.
Razón No. 1: Lo que ingieres no es lo que crees
Seguramente sabrás que los carbohidratos aportan 4 calorías por gramo, las proteínas 4 calorías por gramo, y las grasas 9 calorías por gramo, ¿cierto?
¡Pues falso!
Los aportes calóricos de los alimentos son medidos en laboratorio y recalculados según varios factores conocidos de cómo funciona el cuerpo. Pero resulta que una cosa es lo que se ha medido y establecido para cada tipo de alimento, y otra cosa es lo que sucede en tu cuerpo cuando consumes algo.
Por ejemplo, cuando comes un alimento rico en proteínas, el 30% de las calorías de ese alimento no se absorben sino que se gastan en el proceso de digestión. Esto se llama efecto termogénico de los alimentos. También cuando comes alimentos ricos en fibra, esa fibra hace que parte de las calorías del alimento no se absorban.
Pero no sólo eso. Las medidas de laboratorio siempre SIEMPRE tienen errores (te lo digo yo que soy química). Además, con el tiempo los alimentos se van transformando poco a poco (nada es eterno ¿no?) y sus propiedades van cambiando, en algunos casos poco y en otros muchos. Todo esto afecta su aporte calórico real.
Contando todos estos efectos la diferencia entre el aporte que tú crees y el aporte calórico real puede llegar a ser de ¡hasta un 25%!
Así que si estabas contando calorías y te habías convencido de que tus cuentas eran muy precisas, piénsalo dos veces. Porque lo más probable es que estés consumiendo de 200 y hasta 600 de más o de menos con respecto a lo que tú creías.
Razón No. 2: Tu cuerpo decide cómo usa las calorías que ingieres
Pero no todo en esta vida es matemáticas, y aunque supieses exactamente cuántas calorías consumes cada vez que te metes algo a la boca, la realidad es que tu cuerpo no es una calculadora sino que es el cuerpo de un ser vivo que se rige por las reglas de la biología, la fisología, la endocrinología y la bioquímica.
¿Alguna vez te has preguntado qué ocurre con la comida una vez que comienzas a masticarla?
Entran en juego cualquier cantidad de sustancias pero, sobre todo estos dos tipos: enzimas y hormonas.
Las enzimas sirven para descomponer la comida en partecitas pequeñas que puedan entrar al interior de tus células y ser utilizadas de una u otra forma. Y las hormonas son las que determinan de qué manera es que se van a utilizar esas partecitas derivadas de tus alimentos.
Entonces, cuando comes algo, rara vez (por no decir NUNCA) aprovechas el 100% de lo que estás comiendo.
Primero que nada, no digieres todo. Dependiendo de cuánto masticas, de qué tan rápido comes, y de cuál era la composición de tu comida, hay partes de ella que nunca llegarán a pasar hacia tus células. Serán excretadas casi intactas, sin que hayas aprovechado nada. Esas calorías que tú ingeriste no entrarán en juego. No cuentan (incluso si las contaste al comerlas).
Luego, de la parte de tu comida que sí digieres, esa que sí pasa a la sangre y de allí a las células, resulta que son tus hormonas las que definen a dónde irán exactamente y qué se hará con ellas:
¿Se van a almacenar como grasa?
¿Se usarán para producir energía inmediata o se guardarán para producir energía más tarde?
¿Se usarán para reconstruir algún tejido o para formar tejido nuevo?
Todo eso depende tanto del tipo de alimento que consumiste (porque algunos sirven para construir y otros no), como de la composición total de la comida (si tenía más o menos fibra, más o menos proteína, más o menos carbohidrato), de qué tan rápido la digieres, de si estás haciendo (o has hecho recientemente) actividad física, y de varios factores de estilo de vida (si fumas, si sufres de estrés, si dormiste bien o no, etc.).
Todos estos factores afectan los niveles de hormonas como la leptina y la insulina son las que en última instancia determinan cómo reacciona tu cuerpo a la comida.
Ya vas viendo entonces que es irrelevante que tú creas que consumiste 1350 calorías hoy. No es eso lo que te dirá si vas a engordar o a adelgazar.
Pero eso no es todo…
Razón No. 3: Lo que gastas no es lo que crees
¿Crees que vas a gastar el exceso de calorías corriendo una hora en la cinta?
Pues te equivocas.
“De acuerdo con mi ingesta calórica debo correr en la cinta por 2 años”
Primero que nada, hacer ejercicio sí hace que tu cuerpo queme más calorías. Pero también hace que te dé más hambre.
Si esperas que vas a regular tu consumo de calorías comiendo menos, y vas a gastar un montón de calorías haciendo ejercicio, déjame decirte que te darás una GRAN decepción.
Porque, además, los medidores de calorías gastadas te han estado engañando toooodo este tiempo.
Un estudio realizado en la Universidad de California mostró que los aparatos que miden el gasto calórico durante el ejercicio sobreestiman los valores ¡hasta en un 40%! Entre todos los aparatos que probaron, las elípticas son las máquinas más mentirosas.
Así que si le estabas diciendo bye bye a las 500 calorías que te dijo la trotadora que quemaste hoy, lamento informarte que en vez de 500 probablemente fueron apenas unas 300 (y eso siendo condescendiente).
JAMÁS ganarás la batalla contando calorías, porque:
nunca sabrás cuánto te estás metiendo a la boca realmente
nunca sabrás cuánto está recibiendo tu cuerpo realmente
nunca sabrás cuánto estás quemando en ejercicio realmente (si es que estás haciendo ejercicio)
y, encima de todo, tu cuerpo está haciendo con esas calorías lo que mejor le parece
Entonces, ¿estás con sobrepeso porque comes calorías de más?
NO.
Estás con sobrepeso porque no le das a tu cuerpo los nutrientes que realmente necesita.
Poco importa si comes muchas o pocas calorías. Lo que realmente importa es de qué manera nutres tu cuerpo, y el que puedas asegurarte que le das lo que necesita para funcionar bien.
Y para eso no necesitas ni siquiera saber sumar 2 + 2
Pierde Peso sin Contar Calorías
Lo primero que tienes que hacer es pensar en el tipo de alimento que estás consumiendo, y no en el cuánto.
Aquí hay 200 calorías de distintos alimentos. ¿Crees que es lo mismo comer 200 calorías de manzana que 200 calorías de chips de maíz? (puedes ver más ejemplos en WiseGeek)
Como lo dice la Escuela de Salud Pública de Harvard, líder en investigación nutricional en todo el mundo:
El lema de que “lo que importan son las calorías” es muy repetido y el no comer en exceso es sin duda una medida de salud importante. Sin embargo, en lugar de enfocarnos sólo en las calorías, las investigaciones emergentes demuestran que la calidad también es clave para determinar lo que deberíamos comer y lo que deberíamos evitar para alcanzar y mantener un peso saludable. En lugar de basarte en el valor calórico para elegir los alimentos, piensa en elegir alimentos saludables de alta calidad, y minimizar alimentos de baja calidad.
El Dr. Robert Lustig, médico experto en obesidad infantil y experto renombrado mundial en el tema de la obesidad, dice que eso de que “lo que importan son las calorías” es más falso que un billete de $3.
Créeme, cuando te centras en la CALIDAD de lo que comes, en lugar de la CANTIDAD, estarás dejando que tu cuerpo haga bien su trabajo. Si aprendes a escucharlo bien, él solito te dirá cuándo debes comer y cuándo no. Tu apetito se regulará, tus antojos desaparecerán, y comer sano se te hará una tarea súper fácil y natural.
Basa la mayor parte de tu alimentación en alimentos naturales no procesados.
Alimentos como:
Carnes no procesadas (de res, ternera, cordero, etc.)
Aves (pollo, pavo)
Huevos enteros (sí, con todo y yema – mira este artículo para saber la verdad sobre los huevos y el colesterol)
Lácteos naturales enteros (son más sanos que los desnatados como lo explica mi amigo Centinel)
Todas las verduras que puedas imaginarte
Todas las frutas que puedas imaginarte (sí, todas son saludables y no importa si tienen muchas calorías o no)
Frutos secos (almendras, avellanas, nueces, maní…)
Semillas (de linaza, de chía, de girasol, de calabaza…)
Tubérculos (papas o patatas, camote o boniato, yuca o manioca, etc.)
Especialmente comer alimentos ricos en fibra y en grasas saludables como los frutos secos, las semillas, el aguacate y el coco te ayudará un montón a recuperar la salud de tu cuerpo y un peso con el que te sientas feliz. Sí ¡incluso siendo alimentos muy calóricos!
Y por otro lado puedes dejar por fuera las opciones “bajas en calorías” como los refrescos y bebidas light, los aceites en spray, los lácteos desnatados, las salsas y siropes “cero calorías” y las galletas y snacks ligeros. Estos son todos alimentos ultraprocesados cargados de ingredientes adicionales que no sólo no son nada saludables sino que no te ayudarán a adelgazar pues, a la larga, terminan fastidiando tu equilibrio hormonal y saboteando todos tus esfuerzos por bajar de peso.
Como ves, la última cosa en la que tienes que centrarte son las calorías. De hecho, centrarte en las calorías te puede llevar derechito al fracaso.
Al final de todo, tu cuerpo sí saca sus cuentas de calorías y nutrientes cada día y cada semana. Pero las cuentas que él saca son MUY distintas a las que puedes sacar tú.
Así que mejor dejar de tirárselas de listo con las matemáticas y actuar inteligentemente escogiendo bien tus alimentos. Te quitarás un gran peso de encima (¡literalmente!).
Si quieres una guía sencilla que te ayude a comenzar a llevar una dieta verdaderamente saludable que sí te ayude a perder peso sin la tortura de estar contando calorías ni porciones, ve a comoempezarunadieta.com y descárgate sin costo mi Manual “Cómo Empezar Una Dieta” (el ABC de las Dietas).
Y si definitivamente ya te obstinaste de fallar en el intento de perder peso y quieres hacerlo de manera saludable y definitiva, no dejes de chequear mi Programa de Coaching Nutricional Personalizado Tu Nuevo Cuerpo (TNC) en www.tunuevocuerpo.com.