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Dejé de consumir comida chatarra porque estaba arruinando lo que tanto trabajo me había costado lograr. Después de mi último embarazo, bajé 25 kilos por medio de una alimentación saludable y ejercicio, pero la comida chatarra regresó a mi vida sin darme cuenta. De pronto, los kilos perdidos amenazaban con regresar uno por uno si no hacía algo al respecto.
La dura realidad es que soy una mujer de 40 años con tres hijos, y eso significa que ya no puedo ceder a los antojos con impunidad. Una sola rica hamburguesa con queso contribuye a la acumulación de grasa en mi vientre y ya no se puede eliminar tan solo con hacer un poco de ejercicio. Mi metabolismo cada vez adquiere una velocidad parecida a la de una tortuga, y mi hormonas se ocupan en retener la mayor cantidad de grasa posible.
Por eso, la comida chatarra tiene que irse. Además, tiene muy poco valor nutricional y el cuerpo no la necesita en lo más mínimo. De hecho, el cuerpo no la quiere. Tal vez parezca que comer antojitos te hace sentir mejor, pero en realidad esa es solo una sensación pasajera. El daño que la comida chatarra le hace a tu cuerpo puede ser permanente y por eso no vale la pena ceder a todos los antojos momentáneos.
2da semana del Reto Cero Chatarra
Esta semana, me sentí aún con más energía que la anterior. Sin las altas y bajas que provoca el exceso de azúcar, puede funcionar con normalidad durante todo el día sin problemas. Ya no siento la necesidad de comer algo azucarado por la tarde.
Los antojos por comer chatarra ya casi han desaparecido. A veces, pienso que me gustaría algo dulce después de la comida, pero solo lo pienso por un momento. Me doy cuenta de que solo comía chatarra por impulso, no porque de verdad tuviera hambre. Ahora, siempre me tomo una taza de té (sin azúcar) después de comer y eso me reconforta más que un postre.
También he dado cuenta de que estoy de mejor humor. No sé si era por la comida chatarra, pero ya tenía tiempo que con frecuencia me sentía deprimida o irritable. Después de dos semanas de alimentación saludable, mi humor ha mejorado notablemente. Incluso, a pesar de que estoy pasando por algunos momentos difíciles, me siento más feliz y más optimista que antes.
Sin embargo, la mejor sorpresa de todas es que hoy medí la circumferencia de mi cintura y descubrí que se ha reducido en casi 4 centímetros. ¡Es increíble! Es una gran diferencia.
Al ver estos resultados, no puedo creer que apenas voy a la mitad del Reto Cero Chatarra. En este momento, no tengo deseos de volver a consumir chatarra nunca jamás. En verdad, no necesito nada de eso en mi vida.
En específico, esto es lo que he estado haciendo en estas dos semanas:
He dejado de consumir comida chatarra
He estado haciendo ejercicio durante 30 minutos al día, seis veces a la semana.
He estado tomando por lo menos seis vasos de agua al día.
He estado consumiendo por lo menos una porción de verduras en cada comida.
Por otro lado. admito que necesito aumentar mis horas de sueño. Me he quedado despierta hasta después de la medianoche por lo menos dos veces a la semana, y eso no es muy saludable. Necesito dormir por lo menos 6 horas cada noche, así que esa será mi meta esta semana.
Dile “no” a la comida chatarra
Hacer ejercicio, tomar agua y dormir bien son todos hábitos muy saludables, pero tu alimentación es lo que en verdad te cambia la vida. El cuerpo se hace en la cocina, no en el gimnasio. No puedes compensar una mala dieta con mucho ejercicio. He leído esas frases muchas veces pero hasta ahora me doy cuenta de que encierran una profunda verdad. Llevar una alimentación saludable es lo mejor que puedes hacer por tu cuerpo y por ti misma.
Si aceptaste el Reto Cero Chatarra, me encantaría saber qué tal te ha ido. ¡Cuéntame!