La intensidad se ha dejado sentir en muchos aspectos: sociales, políticos, religiosos… Y si como fuera es dentro, a nivel personal estamos como en una montaña rusa: subidas, bajadas, curvas, llanos… mucha mucha adrenalina.
A nivel global acabamos un año 9, el final de un ciclo. ¡Y menudo ciclo! Tenemos toneladas para limpiar, para deshacernos de lo que ya no nos vale y comenzar ligeros de equipaje un nuevo ciclo.
Independientemente del ciclo personal en que cada uno esté, yo sí he sentido este final de ciclo. Lo que ayer se percibía de una manera hoy ha cambiado de forma. Es verdaderamente sentir que lo único fijo es que todo cambia en cuanto le pones la atención.
En estos últimos días de este año “menos es más”, soltar y dejarme guiar es la lección en la que estoy, seguir andando o sentarme un rato en lo que parece un laberinto, no importa si me siento perdida, es sólo una percepción, cada recoveco, cada camino tiene su para qué aunque ni lo vea ni lo entienda en ese momento.
Sabía que mi cuerpo era mi brújula, a veces la entendía pero otras me daba cuenta que me había ido al sur cuando quería ir al norte. Sé que me es imprescindible esta brújula porque me indica el grado de “nutrición” en mis tres alimentaciones: celeste, terrestre y humana. Y por si tenía alguna duda, mi cuerpo me ha mostrado en los últimos días que la salud es la manifestación de estar bien nutrida en las tres, en la sinergia de las tres: alimentos, respiración, y afectos y belleza.
Lo que parecía ser intolerancias alimentarias se han disuelto al disolverse otras intolerancias. Me he dado cuenta que no sólo respiro con el diafragma, sino que el diafragma “me respira” a todos los niveles. La belleza y simplicidad de una palabra, de un silencio – ¡benditos silencios! -, de un gesto, esponja y pone al corazón contento.
Justo hoy me ha llamado la atención una noticia, “Se presenta en Londres el tratamiento con música, agua y olores bonitos aplicado en la época otomana”, que ejemplifica para mi que cuando no nos encontramos bien normalmente lo más sencillo es lo que más nos va a ayudar. ¿Te imaginas que en lugar de tener esos enormes mastodontes de hospitales se tuvieran casas de reposo con patios interiores con fuentes, jardines, música, alimentación sencilla y nutritiva,…?
Por otra parte, que importante es atender e integrar a nuestro niño o niña interior, madurar de forma íntegra.
En el artículo “Sanar tu niño interno”, su autora, Gemma Pitarch, afirma que,
“En realidad tienes de serie todo lo que necesitas para ser auto-suficiente y auto-responsable.
Solo que nadie te lo ha dicho hasta ahora.
Tus recursos son ilimitados. El único límite que tienes, es el que tu te pones.”
Verdaderamente, llevamos en nuestras alforjas todo lo que necesitamos para realizar el camino que hemos venido a andar, cada cual el suyo, y cuanto más íntegros estemos, más en el aquí y ahora estemos, mejor podremos recorrerlo y disfrutar el viaje.
Hay una carta del tarot de Osho que me encanta y es la que te deseo, y me deseo, para este nuevo año: CONFIANZA.
Lánzate a volar como un niño, despliega todo tu potencial y ten plena confianza que la vida te va a sostener.
¡¡¡¡Por un auténtico AÑO NUEVO 2017!!!!!
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