En mi vida he aprendido que ambos te susurran al oído y son igual de poderosos pero siempre hay uno de ellos quien gana la batalla contra el otro en el campo de mi fuero interno. Lo curioso es como el miedo comienza a absorber por ósmosis el poder que le doy al sueño en un intento de equipararse, lográndo incluso en muchas ocasiones sobrepasarlo y vencerlo.
Esta situación lejos de desanimarme me ha servido para calibrar mi percepción hasta ser capaz de identificar si un sueño vale la pena lo suficiente como para luchar por el. Hay un dicho que reza que si un sueño no te asusta no es lo suficientemente grande y es muy cierto.
Ahí es donde entra el siguiente punto a considerar, la decisión de quedarme congelado por el miedo o reunir el valor suficiente como para sobrepasarlo e ir en pos de ese sueño, haciéndolo el motor que me proporcione el impulso necesario para avanzar en el camino. Muchas veces los precios pueden parecer demasiado altos y eso es lo que asusta, pero las veces en las que he estado dispuesto a pagarlos, aún a pesar de mi mismo, la recompensa ha sido muy buena.
Hoy soy feliz sabiendo que mis sueños me asustan los suficiente, pero eso no importa porque también se que tengo el valor suficiente para sobreponerme a ellos y pagar el precio.
Feliz #Día74, #291togo
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