Algunas veces terminamos el día cansados, estresados, inquietos o incluso ansiosos y comenzamos a sentir dolor en estomago, cabeza, en los pies o en todo el cuerpo; a veces buscamos apoyo en medicamentos pero hay muchas opciones naturales y una de ella son los tés; con la ayuda de la naturaleza puedes encontrar el adecuado para cada uno de tus órganos que también te ayudarán a prevenir padecimientos.
Estrés: Nada mas relajante que un te tibio de pasiflora, valeriana o menta puedes acompañarlo con sonidos de aves o caídas de cascadas. Ayuda a prevenir el insomnio.
Pulmones: Cuando tienes alteraciones en las vías respiratorias y fortalecer los pulmones toma cada 15 días una infusión de un trozo de alrededor de un centímetro cuadrado de jengibre con el jugo de dos limones y endulzado con miel de abeja.
Estomago: Cuando se ha comido o cenado de más y te sientes pesado o cargado el estómago no hay mejor cosa que hacer un té de cedrón si es ligero o ajenjo si es más fuerte la molestia.
Corazón: No es fácil hacer algo con el corazón pero podemos tonificarlo y relajarlo por medio de las plantas; cuando presentas ansiedad un té de hoja de valeriana o de toronjil y para mejorar la circulación un té de hierba cola de caballo.
Cola de caballo
Páncreas: Para desinflamarlo un té de raíz de regaliz y para una limpieza del mismo consume un ajo japonés crudo (solo tienes que tragarlo, suelen ser muy pequeños) acompañado de un té de canela ayuda a disminuir los niveles de glucosa en la sangre.
Intestinos: Cuando se sufre de diarrea, dolor o vomito, no hay nada mejor que complementar el tratamiento con un te de tomillo, hierbabuena con hinojo o de manzanilla tres veces al día.
Riñones: Una limpieza completa de los riñones se logra con un sencillo té de perejil, hierve 2 litros de agua, agrega 5 ramas frescas de perejil, apaga tras 5 minutos de hervor, deja reposar 10 minutos y agrega el jugo de un limón. Puedes tomarlo a cualquier hora pero si lo vas a incluir a tu dieta diaria empieza tomándolo en ayunas, después de la comida y la cena por lo menos 15 días.
Fuente: este post proviene de La alegría de vivir en plenitud., donde puedes consultar el contenido original.
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