Iván, tiene 12 años, todo el tiempo se mira en el espejo, pierde tanto tiempo… Se mira sus granos, espinillas y busca soluciones continuamente. Pasa horas frente al espejo, tiempo que no puede dedicar a otras cosas. Antiojeras, maquillaje, hielo… No quiere salir de casa, se aísla. Sus cambios de humor son constantes.
Sara e Iván, serían capaces de hacer cualquier cosa por ser guapos, delgados, perfectos, por tener cuerpos 10… Ellos ya son guapos, chicos 10… Pero no lo saben, no lo pueden ver.
El culto al cuerpo
El culto al físico que muchos adolescentes del siglo XXI practican, está lleno de riesgos y de acciones que pueden perjudicar su salud. Ese culto al cuerpo y anhelo por el ideal de belleza cada vez está más extendido en toda la población, en forma de obsesión.
Así pues, el 33% de los trastornos relacionados con el aspecto físico se da en chicos y chicas con edades comprendidas entre 15 y 17 años. En esta franja de edad se darán muchos cambios a nivel físico y psicológico. La búsqueda de identidad será un continuo durante esta época del desarrollo. El tránsito de la edad infantil a la edad adulta estará lleno de retos. Entre ellos, el relacionarse con los otros, con el otro sexo y en situaciones y contextos novedosos. Todo ello conllevará afrontar distintas situaciones para las que aún no se tendrán herramientas ni estrategias de afrontamiento adecuadas. Esto evidenciará aún más la inseguridad propia de la adolescencia. Inseguridad de la que huirá refugiándose en su aspecto físico y en la sensación positiva que le producirá el control sobre su aspecto físico y su cuerpo.
En esta edad, el sentirse aceptados por los demás será más importante que sentirse aceptado por uno mismo.
La presión social a la que están sometidos los adolescentes, los mensajes que reciben a través de internet, de las redes sociales y de su entorno, fomentarán su sensación de indefensión y baja autoestima.
Sara e Iván cada vez pasan más tiempo frente al espejo, dejan de hacer otras cosas por falta de tiempo y ánimo. La dedicación que prestan a su obsesión les aleja de sus obligaciones, rutinas y personas de su entorno. El aislamiento será una de las grandes consecuencias.
Sara e Iván, como todos los demás adolescentes que sufren esta obsesión imaginan defectos, ven fealdad incluso donde ni siquiera la hay. Sus complejos eclipsan sus vidas. Una parte, un detalle de su aspecto físico capta todo su tiempo, su atención y preocupación. Y esa preocupación será el origen de su infelicidad, tristeza y desesperanza.
Todos ellos sufren Trastorno Dismórfico Corporal y, por lo tanto, sufren obsesión y pensamientos negativos y recurrentes sobre algún aspecto de su físico.
En caso de sospecha de que alguna persona de nuestro entorno pueda estar sufriendo este trastorno, se deberá considerar la terapia psicológica como necesaria para poder abordarlo de forma eficaz y satisfactoria.
Autora Marta Camacho (Psicologos de Psicomaster)
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